20 abril, 2006

Ciencia y poesía barrocas

A causa sobre todo de los terremotos (el peor en enero de 1693), la superficie más visible de muchas ciudades sicilianas es de época tardo-barroca. Para ir adecuadamente pertrechados, al partir hacia la isla llevamos en el zurrón varios volúmenes de versos italianos del siglo XVII: algunos autores sicilanos, como Andrea Perrucci, Giuseppe Artale, Scipione Errico, Francesco Balducci...; y otros del sur de la Península, napolitanos, de Basilicata, Calabria, Puglia... Y en uno de esta última región, Giuseppe Battista (1610-1675), encontramos el soneto que traemos aquí por ser una buena prueba de cómo las obras científicas empapan las obras de arte. Está en Delle poesie meliche di Giuseppe Battista, Venecia, 1666:
L'UOM MISERO SOPRA OGNI ANIMALI

Se ferito è talor fiero mastino,
trova nella sua lingua umor vitale;
e la volpe allontana il dì mortale
con gocce salutifere di pino.

Con dittamo discaccia, a sé vicino,
la damma timidissima lo strale
che nel fianco le aprì piaga letale,
e delude l'asprissimo destino.

Languido è il cervo, e la salute ei merca
dal verde ulivo; e per dar fuga al fato
il sangue della capra il pardo cerca.

All'uom, d'ogni animal più sventurato,
natura, crudelissima noverca,
il rimedio de' mali ha sol celato.
El juego conceptista del poema parece descansar en los datos de Plinio, Naturalis historia, VIII, 41. Pero pronto podremos seguir el más exacto recorrido de este perro curándose con su propia saliva, la zorra con el pino, la cabra montés (aquí Plinio habla del ciervo) con el díctamo, el ciervo con el olivo, con sangre de cabra el oso... en la tradición de unas fuentes que tienen muchas variaciones y recombinaciones. Con el CD de Animalia de Studiolum determinaremos en pocos segundos qué lecturas informan estos versos y con qué otros significados simbólicos fueron usadas tales ideas. El texto barroco, como las ciudades sicilianas, es una acumulación de estratos.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

Alcuni paralleli dalla poesia, dai quali il piu vicino sembra essere Virgilio nell'Eneide, la Dido ferita dall'amore:
Aen. 4, 68:
uritur infelix Dido totaque uagatur /
urbe furens, qualis coniecta cerua sagitta, / quam procul incautam nemora inter Cresia fixit/
pastor agens telis liquitque uolatile ferrum /
nescius: illa fuga siluas saltusque peragrat /
Dictaeos; haeret lateri letalis harundo.
Ma cf. la Gerusalemme liberata di Tasso (11, 72, 5- 73, 4), dove le capre ferite cercano il dittamo.
Zrinyi, invece, con il suo tipico cambiamento dei dettagli delle metafore, accenna a un orso, che cerca il dittamo:
"Akkor eszeveszettek bujdosnak világon, /
Mint nyillal lűtt medve vándorol barlangon, /
Mely dictámust nem talál."
F

Anonymous dijo...

«Los cretenses son expertos arqueros y alcanzan con sus flechas las cabras que pastan en lo alto de los montes. Pero las cabras que han sido heridas van, inmediatamente, a comer de una hierba llamada díctamo; tan pronto como la han probado, todas las flechas que tuvieran clavadas se caen» (Eliano, Historias curosas, I, 10).