11 abril, 2012

Amor y balas



Hace unas semanas fotografiamos este grafito en la pared de una céntrica calle de París. Parece una curiosa versión moderna y muy estilizada del tema de este emblema de 1613 que se encuentra en el libro de Daniel Heinsius, Emblemata amatoria (Leiden):


Ferrum est quod amam [amant]

Cedite facundi, locupletes cedite: ferro
Ferrae molitur, atque amat inde virum

L’un vante son sçavoir et l’austre sa noblesse
L’un ses riches tresors, et l’austre son credit,
Mais en vain, car le coeur d’une jeune maistresse
Comme il est tout de fer par le fer s’amolit.
El hierro es lo que aman

Fuera, elocuente; fuera, ricos: el hierro ablandará 
a la que es de hierro y así amará al hombre.

Uno alaba su saber y el otro su nobleza,
uno su gran riqueza y el otro su fama.
Pero en vano, pues el corazón de una joven dama
es de hierro, y solo se ablanda con el hierro.

La ambigüedad del conjunto oscila entre el supuesto atractivo irresistible del impetuoso soldado para la «jeune maîtresse» y el uso de la violencia necesario para su conquista. Nada de eso podría considerarse hoy «políticamente correcto». En el grafito parisino, de hecho, estos contenidos incómodos buscan desactivarse bajo un más trivial juego postmoderno: la imagen ofrece en su superficie un procedimiento de inversión donde un «anti-cupido» se dedicaría a acabar con el amor a base de ráfagas de ametralladora. Pero en este caso también podríamos aducir el emblema de Alciato con el mote In formosam fato praereptam («De la hermosa despojada por el destino», o en otras ediciones De morte et amore) en el que un Cupido que por error ha cargado en su aljaba las flechas de hueso de la muerte mata a un joven enamorado. Alciato nos advierte aquí, simétricamente, por medio de la muerte que lanza una flecha de amor a un anciano, de lo ridículos que son los viejos a los que ataca la pasión amorosa: otra idea cuya exposición cruda hoy nos molestaría. Como decía Camões: «Mudam-se os tempos, mudam-se as vontades...» Pero las imágenes del pasado perviven como zombis, adaptándose y alimentándose, muchas veces sin saberlo, de los nuevos hábitos de la mirada.

Andrea Alciato, Emblematum liber, Rouille, 1614.

Esta imagen de Heinsius que hemos reproducido más arriba, con el poema manuscrito, procede de un precioso álbum de hacia 1620 donde un anónimo coleccionista francés recopiló, iluminó y tradujo diversos emblemas, sobre todo de tema amoroso: Badineriees d'amour dedies a l'auteur et ses comfreres. Lo publicó en 2004 la editorial Taschen.


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