16 agosto, 2012

Koimesis




No sabemos donde murió la Virgen. Una tradición dice que en Éfeso, adonde habría ido con San Juan, a quien Cristo la encomendara desde la cruz. Otra dice que en Jerusalén. Tampoco sabemos la edad que tenía al morir, unos dicen que sesenta, doce después de la muerte de Cristo. La tradición bizantina dice que ochenta. Tampoco sabemos cómo murió. Una línea iconográfica (por ejemplo en el retablo de Veit Stoss, Cracovia) dice que arrodillada, del mismo modo en que habría dado a luz a Jesús; otra (que vemos en la tabla de Holbein el Viejo en Kaisheim), sentada.


Lo cierto es que su imagen yacente está en todas las iglesias de Palma en la semana del 15 de agosto y su rostro es el de una mujer joven, serenamente dormida en un lecho rodeado de albahaca o mirto y con la presencia de los ángeles psicopompos que están a punto de subirla al cielo.


En la Catedral los ángeles son los protagonistas.





También nos acercamos a ver la Virgen yacente de la iglesia de San Francisco, mucho más sencilla, más pequeña, con unos ángeles pintados y unas simples gasas que suben por el altar de la capilla.








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