Hace un año, hacia el 22 de septiembre recordábamos la extraña parada militar conjunta de los ejércitos nazi y soviético que tuvo lugar setenta años atrás, en 1939, en la ciudad polaca de Brześć, entonces recién ocupada. Hoy, con ocasión de este aniversario, publicamos algunas muestras de cómo vivió la gente de Lwów la ocupación de Galizia por aquellos mismos días.
Lwów, sede del voivodato más oriental de Polonia, ya a principios de los años 30 se recuperó de la Gran Depresión, y los éxitos de la ciudad se proclamaron en todo el país desde las radios y la prensa. La industria local de construcción, que empleaba a más de quince mil personas, experimentó un especial boom: en los años inmediatamente anteriores al pacto Molotov-Ribbentrop se levantaron 974 bloques de apartamentos, 965 casas familiares, cuatro iglesias, ocho escuelas, cinco hospitales una gran piscina y varias instituciones públicas. El 35.5% de las calles de Lwów se reconstruyeron en este período. La ciudad crecía a ritmo acelerado. La Asociación de Trabajadores de la Vivienda construyó una serie de urbanizaciones donde los pisos se podían pagar durante 20 años a razón del equivalente al sueldo medio de tres meses cada año. El préstamo debía liquidarse en 1959... Entre 1934 y 1938 se duplicó el número de árboles de la ciudad, con lo que se situó a la cabeza de Europa en cubierta vegetal urbana. Renovaron la central eléctrica, el matadero, las instalaciones de gas, la red de alcantarillado, y se edificó una nueva estación de tranvías.
«Fue entonces —escribe el artículo de aniversario publicado en el portal ucraniano de Lviv zaxid.net— cuando ocurrió el inesperado terremoto geopolítico que hizo reiniciar de raíz la historia de la ciudad y, aunque dejaría intactas las casas de Lwów, transformó a sus habitantes arrasando la atmósfera multicultural y la memoria de cientos de miles de personas».
La guerra empezó el 1 de septiembre de 1939 y los aviones alemanes lanzaron ya las primeras bombas sobre la estación de trenes de Lwów. La ciudad, con todo, continuó viviendo como acostumbraba. Sonaba la música en los cafés y restaurantes y en los veinticinco cines se proyectaban películas americanas. La ópera programó una velada festiva hasta el día 10, víspera del sitio de la ciudad. Empezaron las clases en la Universidad y en los institutos. Mientras tanto, una gran cantidad de refugiados afluían hasta allí desde el oeste de Polonia, sobre todo judíos. Esto provocó que los precios, especialmente los alquileres de viviendas, se dispararan y el comandante en jefe de la ciudad tuviera que congelarlos temporalmente.
El ejército polaco, que se había estado preparando para un ataque desde el oeste, no tenía en principio ningún plan para la defensa de Lwów, situada en el confín oriental. Pero el rápido avance alemán les obligó el 7 de septiembre a montar un nuevo frente a lo largo del río San, donde también se ubica la ciudad de Lesko. Los alemanes lo atravesaron y llegaron a Lwów el día 12 después de una lucha contra una fuerza de defensa polaca muy inferior a la suya. El 17 de septiembre el ejército soviético también penetró en Polonia. El día 19 se unieron ambos ejércitos y prosiguieron juntos el sitio de la ciudad. Día 20 Hitler dio orden a su ejército de retirarse a la línea Vístula-San y rendir los territorios orientales a los soviéticos respetando los acuerdos del pacto Molotov-Ribbentrop. Con esto, el comandante en jefe de las tropas polacas que defendían la ciudad, General Franciszek Sikorski, perdió toda esperanza de defenderse y el 22, de madrugada, entregó la ciudad a los soviéticos. Los términos de la rendición indicaban que los soldados polacos podían volver libremente a sus casas o marcharse a cualquier otro país de su elección. La realidad, sin embargo, fue que la NKVD desde esa misma tarde emepezó a arrestar a los oficiales polacos y a deportarlos a la Unión Soviética, donde en abril del año siguiente serían ejecutados en Katyń junto con otros veintidós mil oficiales del ejército polaco.
«El Ejército Soviético ocupó Lwów el 22 de septiembre de 1939 —recuerda Karolina Lanckorońska, historiadora y profesora de la Universidad de Lwów, y luego miembro de la resistencia polaca, condenada a muerte por la Gestapo—. Por la mañana vimos a los primeros soldados del ejército rojo entrar en la ciudad en pequeños grupos. No parecían en absoluto unos vencedores felices u orgullosos. Iban andrajosos y confusos, como atemorizados. Recorrían la ciudad con grandes precauciones y con obvia expresión de sorpresa. Permanecían largo rato delante de los mostradores repletos de mercancías, y tardaron un par de días en atreverse a entrar en las tiendas. Vi como un oficial compraba una tarahkhavka, una serpiente de cascabel fabricada en madera. La agitó al oído de su compañero oficial, y ambos se pusieron a saltar montando un gran jaleo. Luego la compró y se fueron muy contentos. El vendedor, sorprendido, después de un largo silencio, se recuperó de la escena y se dirigió a mí: "¿Qué llegará a ocurrir aquí, señora, si los oficiales son como estos?"»
Los polacos de Lwów, escribe zaxid.net, eran solidariamente hostiles a los «invasores de Moscú». Los judíos de Galizia, sin embargo, los acogieron con flores y en un ambiente de entusiasmo sincero. Esto resultó chocante a los polacos que hasta entonces habían considerado a los judíos unos buenos compatriotas y ahora veían su conducta como una traición. Pero aquellos judíos sabían en detalle lo que Hitler había hecho con los judíos de Alemania y sintieron un alvio infinito cuando la ciudad, en el último momento, fue ocupada por los soviéticos en vez de por los alemanes. La mayoría de los ucranianos de Lwów también consideraban a los soviéticos unos invasores.
Los delegados de la Asamblea Nacional de Ucrania Occidental votan por la unión con la República Socialista Soviética Ucraniana, octubre de 1939
Los habitantes de Lwów intentaron comunicarse con los soldados pero éstos no estaban autorizados a cruzar ni una palabra sin permiso de los comisarios políticos. Más adelante decidieron quién podía establecer contacto con la gente local y quién no. Los soldados que recibieron el permiso se comunicaban alegremente con los ciudadanos. Evgen Nakonechny, brillante memorialista de Lwów, lo recuerda así: «Los soldados de Ucrania oriental, al ver los retratos del poeta nacional Sevchenko en los pueblos de Galizia, se entusiasmaban comprobando un patriotismo y una religiosidad con la que solo habían podido soñar en secreto».
Al acabar septiembre el lumpenproletariat armado y portando brazaletes rojos asaltó la destilería de Bachevsk y luego empezaron a saquear las tiendas y comercios, y a vengarse por propia mano de viejas ofensas particulares. Los habitantes de Lwów organizaron un sistema de vigilancia armada, los ucranianos milicias voluntarias en las fábricas, y la policía polaca se mantuvo en servicio aún durante un tiempo. A todos ellos, las autoridades soviéticas los sustituyeron pronto por las nuevas milicias trabajadoras y campesinas.
Al acabar la Asamblea Nacional de Ucrania Occidental, un desfile de exhibición de la tecnología soviética por las calles de Lwów, septiembre de 1939
Tras el establecimiento del nuevo poder, los puestos directivos de las administraciones civil y militar, de la educación, de la cultura y de todos los otros ámbitos en Lwów y en Galizia quedaron fuera del control de los polacos. Solo se les permitía acceder a trabajos sin cualificar o emplearse como barrenderos. Aquellos puestos, anunció Molotov, debían ser ocupados «por nuestros hermanos de sangre». Había empezado la ucranización de la ciudad.
Песня об освобождении Западной Украины и Белоруссии – Canción sobre la liberación de Ucrania Occidental y Bielorrusia
Мы идём за великую Родину Нашим классовым братьям помочь Каждый шаг, нашей армией пройденный, Прогоняет зловещую ночь! Припев: Белоруссия родная, Украина золотая, Наше счастье молодое Мы стальными штыками оградим! Над полями, лесами, озёрами Боевые летят корабли И свобода встаёт над просторами Возвращённой народу земли. Вражья сила качнётся и сломится На штыках наших доблестных рот. Артиллерией, танками, конницей Мы проложим дорогу вперёд. Припев: Наших братьев в беде не оставим мы, Неразрывен великий народ. Под знамёнами Ленина - Сталина, Под знамёнами дружбы - в поход! | Marchamos hacia la Gran Patria a ayudar a nuestros hermanos de clase. ¡Cada paso que da nuestro ejército ahuyenta la maligna noche! Estribillo: ¡Nuestra hermana Bielorrusia, Ucrania dorada, nuestra joven felicidad: vinimos con bayonetas de acero! Sobre las llanuras, los bosques y los lagos vuelan los aviones de la batalla y la libertad se asienta en la gran tierra de la gente libertada. La fuerza del enemigo ha sido quebrada por las bayonetas de nuestras valientes tropas. Con artillería, tanques y caballería abrimos nestra ruta. Estribillo: No dejamos a nuestros hermanos con problemas: ¡este gran pueblo está unido! ¡Bajo las banderas de Lenin y Stalin, bajo la bandera de la amistad – adelante! |
Gentes de Lwów saludando a los soldados del Ejército Rojo en el desfile de clausura de la Asamblea Nacional de Ucrania Occidental
En toda Galizia las escuelas se transformaron en escuelas ucranianas. En un par de meses su número pasó de 371 a 5536; y el de escuelas judías, de 23 a 103. Los letreros de la ciudad en polaco desparecieron sustituidos por ucranianos y, poco después, rusos. No obstante, la lengua cotidiana de la ciudad siguió siendo el polaco, hablado por todos independientemente de su etnia, en los mercados en las calles, en las oficinas de correos...
Bajo la presión de las autoridades soviéticas, la Casa de la Ópera programó el drama histórico «Bogdan Hmelnitsky» de Korniychuk, y cuando el hetman que en 1640 encendió la revuelta antipolaca de los cosacos clamaba a voz en cuello: «¡Mandaremos a los polacos al otro lado del Vístula y si es necesario, aún más allá!», un júbilo inimaginable estalló entre el público.
Pero, a la vez, corrían noticias de gente arrestada y deportada a Siberia; y no solo los polacos, también pasaba con los ucranianos. Un mero trabajo en la administración pública polaca era considerado por los soviéticos como un pecado mortal, con independencia de la etnia, y toda la familia del detenido era deportada con él. Los objetivos siguientes de las autoridades soviéticas incluyeron a los «burgueses nacionalistas ucranianos», los miembros del Partido Ucraniano por la Independencia (muchos de ellos mandados a Siberia directamente desde la cárcel polaca), los socialistas y los miembros de la policía y la jurisdicción polacas.
Desfile de trabajadores en el 22º aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, el 7 de noviembre de 1939. Es llamativo –aunque perfectamente comprensible– ver aquí unos rostros mucho más civilizados que en los desfiles soviéticos del mismo período
Durante la ocupación soviética, del 22 de septiembre de 1939 al 22 de junio de 1941, cerca del 20% de la población de la ciudad fue deportada, principalmente la clase media polaca y ucraniana. El ejército alemán que entró el 22 de junio también reunió a la población judía en un gueto y a lo largo de 1942 los fueron transportando hasta aniquilarlos a todos en el campo de Belzec. Su recuerdo se mantiene vivo en el film Lwów, realizado en 1938-39 por Saul y Yitzhak Goskind sobre la comunidad judía local. Entre 1941 y 1944 el ejército nacional ucraniano, al mando de Stepan Bandera comenzó a asesinar sistemáticamente a la población polaca en todo el antiguo territorio polaco: el número de víctimas está muy por encima de las doscientas mil. Y después de la Guerra, al volver el ejército soviético realojó al resto de la población polaca de la ciudad en la nueva Polonia, en el lugar dejado por la comunidad alemana —cerca de dos millones— que fue forzada a restablecerse en Alemania. En 1947 Lwów había perdido cerca del 80% de la población que tenía antes de la Guerra.
Representantes de la nación trabajadora! Votad por la unión de Ucrania Occidental con la Ucrania soviética, la unida, libre e independiente República Socialista Soviética Ucraniana!
Este julio se montó en Lviv una exposición sobre el periodo de ocupación de 1931 a 1941, organizada por los Institutos Conjuntos Polaco y Ucraniano para la Memoria Nacional. También se presentó aquí el film de propaganda —por otra parte bastante profesional— realizado por Aleksandr Dovzhenko en 1939 con el título La liberación de los pueblos de Ucrania y Bielorrusia del yugo de los terratenientes polacos y la unión de los pueblos amigos. Puede verse el film a continuación, en ocho partes.