24 febrero, 2017

Carnaval en Cerdeña


“Si quieres ver un carnaval, como no hay otro en toda la tierra, ve a Mamoiada, donde comienza en el día de San Antonio, y verás la manada de máscaras de madera, la manada muda y apaciguada, los ancianos derrotados y los jóvenes vencedores, el carnaval triste, el carnaval de las cenizas, nuestra historia cotidiana, una alegría sazonada con bilis y vinagre, la miel amarga.”

Salvatore Cambosu:
Miele amaro (Miel amarga)
En pocos días llegará la Cuaresma. Pero ahora, del Domingo de Carnaval al Martes de Carnaval, estamos en el apogeo de las ancestrales carnestolendas. Y para vivirlas desde las raíces lo mejor es acercarse a algunos pueblos de Cerdeña, muy especialmente en la región montañosa de Barbagia, que culturalmente es una especie de isla dentro de la isla. Allí se encuentra el pueblo de Mamoiada.

Mamoiada es uno de los asentamientos más antiguos de Cerdeña. Aquí al lado, en la doble cueva de Sa Oche e Su Ventu, se ha estudiado uno de los habitáculos humanos más antiguos de la isla, de veinte mil años de antigüedad, y las enormes tumbas excavadas en la roca por debajo el pueblo han estado en uso desde el sexto milenio a.C. En la Edad Media, esta remota y casi inaccesible región montañosa no fue apenas tocada por la Iglesia Católica: a diferencia del resto de Cerdeña, ninguna comunidad monástica se estableció por aquí, y su única iglesia era la pequeña capilla de pastores de san Cosme y san Damián, bastante alejada del pueblo. Así se explica la supervivencia plena de los antiguos ritos de fertilidad del carnaval y el especial saludo a la primavera, hace miles de años comunes a todo el Mediterráneo y hoy solo visibles parcialmente en los pueblos de montaña de los Balcanes.


El Carnaval de Mamoiada comienza al caer la noche del 16 de enero, la víspera de san Antonio, cuando se encienden hogueras y se organizan desfiles de máscaras en todo el Mediterráneo. Los dos tipos de desfiles de Mamoiada son los mamuthones y los issohadores. Los primeros, que encarnan un tipo de animal legendario o fuerza natural, visten una pelliza de oveja negra, cubren el rostro con una máscara de madera y tela también negras y cargan a la espalda veinte a treinta kilos de campanas de cobre –«sa carriga»– con badajos de hueso. Así, un sonido fantasmal acompaña su lenta y rítmica procesión. A estos siguen los segundos con una vestimenta renacentista roja y blanca –o como dicen aquí, «turca»– casi todos con máscaras blancas, un lazo en la mano con el que intentan atraer a los espectadores a la marcha (podría haberlo añadido Mircea Eliade a su estudio sobre la simbología de la ligadura...). La procesión desemboca en la hoguera que arde en la plaza principal, donde a todos los participantes y espectadores se les ofrece un plato tradicional sardo de frijoles con tocino. Y todo el pueblo se une en una danza en ronda –ballu tundu– alrededor del fuego.

Hoy viajamos al Carnaval. De momento solo podemos ilustrar esta breve nota con las imágenes del librito del Museo de Máscaras de Mamoiada. En la noche del Martes de Carnaval, publicaremos nuestras fotos de la fiesta.




Tenores di Bitti: Ballate a ballu tundu (Danza en rondo). Del álbum Ammentos (1996)

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