Pobreza, precariedad, exclusión. Imágenes dramáticas de los gitanos en Europa occidental, principalmente en Holanda, entre 1930 y 1960, que creeríamos tomadas en Rumanía, Bulgaria o Yugoslavia. ¿Eran estas sus condiciones de vida en Europa Occidental hace tan solo dos generaciones?
Tras la primera impresión surgen los detalles: los carromatos bien cuidados, las ropas no tan desarregladas, las miradas abiertas y curiosas. Y si echamos un vistazo a algunas otras fotos de la colección del National Archief holandés dedicada a los gitanos —por ejemplo el mundo más consolidado del peregrinaje de Saintes Maries de la Mer in Provance— se revela cómo aumenta voluntariamente el dramatismo la mirada del fotógrafo. Quien, por otra parte, debió ser un gran profesional a juzgar por la calidad de sus tomas. Movidos por la curiosidad hemos buscado su nombre en el fondo del Archief.
Paul Almásy (Budapest, 1906 — París, 2003) estudió ciencias políticas desde 1924 en Viena, Munich y Heidelberg. Desde 1929 trabajó como fotógrafo para la agencia de noticias alemana Wehr, y luego para la Berliner Illustrierte Zeitung. Viajó por todo el globo («excepto a Mongolia»), y aparte de ser testigo de los acontecimientos, su ambición era compilar un «archivo del mundo» con fotos de de todos los pueblos y de todas las clases, incluyendo grupos étnicos y sociales marginados. No sabemos si lo consiguió de manera completa. De hecho, sus fotos han sido injustamente olvidadas desde los años 70, y su archivo de 120.000 negativos —junto con el material revelado disperso en diversas colecciones— solo ahora empieza a catalogarse y procesarse.
Además de las de Almásy, las fotos que aquí pueden verse incluyen las de otros autores del Nationaal Archief que dedicaron su objetivo al pueblo gitano. Pulsad sobre las miniaturas para darles vida.
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