05 agosto, 2025

En Svaneti: la Iglesia de la Transfiguración de Lagami

«¿Tú ya estuviste aquí, cuándo fue?» Es un hombre enjuto, canoso, quien nos abre la puerta de la iglesia. «Hará cinco años… No, era la época del covid. Ya va para seis» —dice Tamás. Él asiente con satisfacción. Con la de gente que habrá pasado por aquí desde entonces aún recuerda aquella visita de media hora.

Rezo Khojeliani es el propietario, restaurador y guardián de una de las iglesias más antiguas e interesantes entre las muchísimas que salpican la tierra del Alto Svaneti, en Georgia. Cada una de estas pequeñas construcciones medievales pertenecía a un clan, por lo que alguna aldea ha llegado sumar ocho o diez, la mayoría de ellas ricas en frescos e iconos. La aldea de Lagami forma parte de la mancomunidad del pueblo de Mestia pero a este edificio especialmente complicado se le conoce desde siempre como la Iglesia de la Transfiguración de Lagami.

La iglesia superior fue construida en el siglo XIV por un terrateniente local, Shalva Kirkishliani, y lo excepcional es que él mismo la decoró —al igual que hizo en la iglesia de San Jorge en Svipi—, y hasta se hizo un selfi en el lado derecho del santuario (para nosotros, la izquierda), en el lugar habitual del ktētor, el fundador.

Sin embargo, la familia Kirkishliani se extinguió y el cuidado de la iglesia lo asumieron los Khojeliani, cuyos miembros constituían la mayoría de los monjes del monasterio que aún existía por entonces. Así, con el tiempo, la propiedad acabó en manos de Rezo. Tras graduarse como restaurador en Tiflis consideró que era su deber resucitar los frescos de la iglesia familiar. Si al acercaros encontráis la iglesia cerrada, llamadle al +995 595691439, número que también está apuntado en la puerta; y si sabéis ruso o georgiano no dejéis de atender en su voz de fumador empedernido las detalladas informaciones sobre la historia del edificio y sus pinturas.

La iglesia es un edificio rectangular y bajo. Se eleva ante nosotros sobre una base alta como un hombre cuando las estrechas calles del pueblo, serpenteando, se abren de pronto ante ella. Esta estructura en forma de torre es inusual en una iglesia de Svaneti. Las iglesias medievales familiares son aquí edificaciones pequeñas, casi con aspecto de vivienda o establo. Pero enseguida vemos la razón que hace que el edificio sea tan singular: se trata de una iglesia de dos pisos. El nivel inferior, construido en el siglo X, es un pequeño edificio similar a otras iglesias medievales de Svaneti. Sobre él fue donde el mencionado Shalva Kirkishliani construyó la segunda iglesia en el siglo XIV. Y no olvidemos que muchos de estos templos se plantaron sobre lugares de culto precristiano.

En la fachada exterior, sobre la entrada, se alinean los árboles del Jardín del Edén como en un friso, cada uno más frondoso y cargado de frutos que el anterior. En medio aparecen Adán y Eva, y el ángel que los expulsa.

En esta iglesia doble se superponen tres capas de frescos que representan tres conceptos iconográficos distintos. Sucesivamente:

• La primera capa, en la iglesia inferior, data de finales del siglo X, cuando Svaneti, tras la conquista árabe del siglo VII, quedó aislada del centro de Georgia que fue ocupado. De hecho, sólo esta región y la zona suroeste de Tao-Klarjeti —que hoy pertenece a Turquía— permanecieron cristianas. La jerarquía eclesiástica central dejó de existir pero el culto y la organización de la iglesia en Svaneti continuaron desde las iglesias de los clanes. La iconografía también refleja la cosmovisión pagana aún dominante en aquella época: el Pantocrátor entronizado en el ábside equivale al dios supremo pagano Morige, y las paredes estaban abarrotadas de santos guerreros y arcángeles, equivalentes a los khati, espíritus protectores paganos. Esta misma época, el final del siglo X, es el periodo en que el monacato georgiano que surgía en Tao-Klarjeti, en los monasterios reformadores de san Gregorio de Khandzta, comenzó a enviar misiones de regreso a tierras georgianas, incluida Svaneti. Es entonces cuando también se funda el monasterio de Lagami, cuyos pintores dieron forma visual ortodoxa al culto local de los santos guerreros y arcángeles

• La segunda capa, también en la iglesia inferior, fue realizada en el siglo XII después de que el rey David IV el Constructor unificara el país e integrara nuevamente a Svaneti en la circulación vital del reino. Los soldados svanos desempeñaron un papel importante en los ejércitos de David y de sus sucesores, Demetrio, Jorge III y Tamar. Y la iglesia central volvió a enviar sacerdotes y artistas a estos valles del norte de Georgia, quienes llevaron consigo la iconografía arquitectónica y pictórica desarrollada en el centro. En la iglesia inferior, esta fase se refleja en la segunda capa de frescos, que sustituye las grandes figuras de arcángeles de las paredes laterales por el ciclo de las principales festividades, ya establecido en la iconografía ortodoxa

• El tercer programa se aprecia en la iglesia superior, construida y pintada en el siglo XIV con el último y más refinado estilo de la corte bizantina: el Renacimiento Paleólogo. Casi todo el ciclo de las doce grandes festividades está representado en las paredes, con imágenes de santos guerreros y grandes mártires mujeres intercaladas entre ellos. Svaneti se puso así a la altura de la vanguardia del arte bizantino, antes de que las ocupaciones otomana y persa volvieran a aislar los valles del norte del resto del país y de su desarrollo político, religioso, cultural y artístico durante siglos

El nivel inferior es una sala muy pequeña, de apenas unos pocos metros cuadrados, con muros construidos de piedra rota e irregular. Sus frescos fueron realizados en dos períodos, en dos capas superpuestas. La primera data de finales del siglo X; la segunda, del siglo XII. Los fragmentos de la primera capa quedaron al descubierto cuando se desprendieron partes de la segunda.

En el ábside, donde vemos una gran escena de déesis —es decir, María y san Juan Bautista orando al Pantocrátor entronizado—, pudo haber originalmente también un más primitivo Pantocrátor solo, sentado en el trono, del cual ahora asoma el pie derecho bajo el revoque del siglo XII.

En la pared de la entrada se pintó una Anunciación en el siglo X. De esta sólo se conservan el pie de Gabriel y la inscripción: «Aquí está Gabriel». La pared está ahora ocupada por los restos desvaídos de una gran escena de la Natividad, del siglo XII.

Las partes norte y sur de la bóveda de la nave estaban decoradas originalmente con un gran arcángel y un apóstol a cada lado. En el sur, se conserva la hermosa cabeza del arcángel, con el nombre de san Pablo al lado. En el norte, sólo quedan pequeños fragmentos visibles bajo la Crucifixión del siglo XII, y allí puede leerse el nombre de san Pedro.

En el registro inferior del muro sur han sobrevivido figuras de medio cuerpo de santos guerreros, de finales del siglo X: san Teodoro, san Artemio y san Jorge. Siguiendo hacia la pared oeste aparecen santa Bárbara, patrona de los mineros y los metalúrgicos —muy presente en la región montañosa de Svaneti, que vivía de estos oficios— y santa Catalina, también de medio cuerpo.

Los frescos del siglo XIV de la iglesia superior representan las grandes festividades, desde la Anunciación hasta la Dormición de la Virgen, así como a los santos guerreros en las dos nervaduras de la bóveda y a las grandes mártires femeninas en el registro inferior de los muros. El esquema y orden de las imágenes pueden verse en el esquema de abajo, donde desplegamos las paredes como en un recortable y plegable.

En el ábside, el tema constante del santuario ortodoxo, la déesis (1): a derecha e izquierda de Cristo Pantocrátor —el Rey del Universo— sentado en el trono, están sus dos parientes humanos más cercanos, la Virgen María y san Juan Bautista, rogándole que tenga misericordia de la humanidad.

A ambos lados del ábside, sobre el cancel del santuario, se encuentran los bustos de los dos apóstoles que fundaron la Iglesia romana —y por tanto también la bizantina—: san Pablo (2) y san Pedro, quienes además ejercen como una abreviatura visual de la jerarquía eclesiástica.

Este cancel o templón (3) fue la solución de las iglesias georgianas (como de algunas otras iglesias primitivas desde el s. V) para lo que las iglesias bizantinas y rusas posteriores resolvieron luego mediante el iconostasio, la iglesia armenia mediante una cortina, o la iglesia católica mediante el canon recitado en voz baja. Es decir, que la parte más sagrada de la misa —la transubstanciación— debía mantenerse lo más alejada posible de las miradas y oídos profanos, retirándose al santuario y ocultándola con imágenes o una cortina, o al menos recitando el texto sagrado en un susurro casi inaudible.

El cancel georgiano consiste en una viga sostenida por tres arcos, sobre la cual se alinean iconos; y los tres arcos están, a su vez, cubiertos de otros grandes iconos que cuelgan de la viga. Aquí, dos arcángeles hacen guardia con las espadas desenvainadas en el frontal del cancel y en lugar de las imágenes suspendidas vemos candelabros, pero sobre la repisa inferior del cancel sí que se alinean unos preciosos iconos repujados en plata. El icono de la Virgen se catalogó como obra de los siglos XII-XIII en la gran monografía de Chubinashvili sobre el arte medieval georgiano en metal. La iglesia también posee un icono de san Jorge del mismo periodo, aunque no es el que se encuentra aquí, ya que este —junto con el del Pantocrátor— parece datar más bien de los siglos XV-XVI.

A la derecha del cancel, es decir, a nuestra izquierda, en la pared, puede verse el autorretrato del fundador, Shalva Kirkishliani (4).

La serie de las grandes festividades comienza en la bóveda más cercana al lado derecho (a nuestra izquierda) del cancel, y luego, rodeando las otras tres secciones de la bóveda y las cuatro secciones centrales del muro, desciende en espiral hasta el mismo lado del cancel. La primera fiesta es la Anunciación (5), la última, la Dormición de la Virgen (15). De las doce grandes festividades, solo falta la Venida del Espíritu Santo en Pentecostés:

(5) Anunciación. Sobre la imagen, en el centro de la bóveda, pueden verse los restos de un antiguo medallón con Cristo. Había uno similar en la segunda sección de la bóveda, con la imagen de Dios Padre (o, más precisamente, del enigmático Anciano de los Días del libro de Daniel 7,9). Medallones semejantes pueden verse en varias iglesias georgianas del mismo periodo, por ejemplo en la iglesia de San Jorge en Svipi, en el pueblo de Pari, en Svaneti —que fue pintada por el mismo donante—, o en la iglesia de Ubisi, en Imereti, pintada en un estilo similar.

(6) Natividad, con los restos del medallón de Cristo encima

(7) Presentación en el Templo

(8) Bautismo de Cristo en el Jordán

(9) Siguiendo as secciones de la bóveda, el ciclo continúa en la luneta sobre la puerta con la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor, que da nombre a la principal festividad de la iglesia de Lagami

(10) La Resurrección de Lázaro. En la parte inferior de la imagen, las dos hermanas de Lázaro, María y Marta, caen de rodillas a la vista del milagro. A su lado, una figura tapándose la nariz ilustra las palabras de Marta al ordenar Jesús que levantaran la losa: «Pero Señor, ¡ya hiede!»

(11) Entrada de Cristo en Jerusalén sobre un asno. Encima, unos muchachos trepan a un árbol para verle, otras figuras extienden su ropa a su paso

(12) Crucifixión. La calavera, debajo, representa a Adán, cuyo pecado Cristo lava con su sangre. Según cierta tradición Adán fue enterrado en ese mismo lugar – la colina del Calvario – donde se levantó la cruz. Rezo también nos da su propio giro teológico: «Esta imagen nos muestra que Dios y el hombre están íntimamente conectados. Así como el nombre no sería nada sin Dios, igualmente Dios no sería nada sin el hombre que cree en él»

(13) La mujeres ante el sepulcro vacío. Un ángel sentado sobre la tumba vacía de Cristo les dice que aquel a quien buscan no está aquí. A la derecha los paños del sudario, y abajo tres soldados romanos dormidos

(14) Descenso de Cristo a los infiernos durante los tres días entre su muerte y resurrección. Desde allí saca a los creyentes y patriarcas que habían muerto sin pecado grave, pero que no podían entrar al cielo hasta la Redención, empezando por un Adán completamente canoso y una Eva de mirada embelesada. Detrás de Cristo, los reyes David y Salomón, particularmente populares en el arte georgiano, esperan turno. Habitualmente, en esta escena Cristo pisa las puertas del infierno pero aquí aplasta a Satanás con una cruz rodeada por los hierros rotos de la puerta

(15) Dormición de la Virgen, su muerte y asunción al Cielo

Sobre el nervio que separa las dos secciones de la bóveda se encuentran las figuras de dos santos guerreros: San Demetrio (16) y, frente a él, San Jorge (18), y dos profetas en la parte superior (17, 19).

Bajo la fila de festividades, en el zócalo, imágenes en medio cuerpo de las santas Tecla, Catalina, Bárbara, Elena, Julita  (20-25).

Santa Julita es particularmente importante aquí en Svaneti. Ella y su hijo, san Quirico (o Quirce), fueron mártires romanos, y su culto se difundió ampliamente en la región. Pero como el nombre del niño se parecía al de K'viria, el espíritu principal del panteón pagano georgiano, este último y sus santuarios fueron renombrados en honor a Quirico, siguiendo la tradición de los espíritus paganos que fueron cristianizados para continuar existiendo bajo esos nuevos nombres. Su iglesia en Kala —probablemente situada en el emplazamiento de un antiguo santuario de K'viria— sigue siendo el escenario de la festividad más importante de los svanos, el 28 de julio, a la que acuden por miles, también desde el extranjero,  para participar en una ceremonia cristiana y otra pagana que se celebran simultáneamente dentro y fuera de la iglesia —sobre la que escribiremos más adelante.

Y en la luneta de la puerta, donde en Georgia suelen ubicar la imagen del Cristo no pintado por mano humana —el paño de la Verónica o similar— o un crucifijo, aquí, curiosamente, vemos dos cabras enfrentadas.

Salimos de la iglesia bajo las cabras. Nos despedimos de Rezo, quien nos agradece especialmente haber regresado a su iglesia. Y nosotros le damos las gracias por cuidar tan bien de este tesoro. Hemos visto suficientes iglesias medievales en ruinas en Svaneti como para saber que es gracias a guardianes locales como él que unas cien sobreviven intactas.

Shalva Kirkishliani debió de ser en su época uno de esos ángeles custodios. No solo amplió la iglesia que, de algún modo, quedó bajo su cuidado, y no solo la pintó en el estilo más moderno que circulaba en la época, sino que al mismo tiempo pintó otra iglesia en Svaneti que, hasta donde sabemos, ni siquiera le pertenecía. Esa iglesia es la de San Jorge de Svipi, en el pueblo de Pari, en la entrada al valle de Svaneti. Así que vamos a visitarla a continuación.