10 junio, 2016

Cartas triangulares


Hace unos días mirábamos con curiosidad esta imagen con unas cartas plegadas en triángulo. Nos llamaba la atención el pliegue en diamante de la carta en el borde de la mesa, y aún más las formas triangulares que están detrás, sobre el cartapacio. Pero hubo un momento en que estos pliegues no eran en absoluto inusuales. Es más, los correos así plegados eran los más valiosos que el cartero podía entregar. Y, tal como nos cuenta la historia que deducimos a partir de los pocos objetos de la imagen, siguieron siendo lo más valioso que jamás entregó el cartero a sus destinatarios en toda su vida. Son письма-треугольники, «cartas triangulares», la forma estándar de la correspondencia de los soldados en la Segunda Guerra Mundial.


Durante la Guerra, los correos desde el frente se enviaban gratis. No podía ser de otra forma porque, sin duda, los sellos serían la última prioridad logística en llegar allá. Aparte, escaseaban las postales y los sobres. Pero el ingenio de los soldados solucionó el problema justo empezada la guerra con un formato que a la vez era la carta y su propio sobre. El plegado es muy similar a cómo, de niños, doblábamos el chacó de nuestros soldados —sin tener entonces ni idea de la existencia de tales cartas fascinantes.


Para escribir la carta servía cualquier hoja arrancada de un folleto, el sacrificio de un papel de fumar, los márgenes de un periódico, más el rato de inactividad de cualquier pausa en el servicio. Su contenido no es más complicado que eso: reiterar el amor a los de casa, un rápido dibujo para los más pequeños que aún no saben leer, o la promesa de volver al acabar la guerra. Cosa que no dependía de ellos.


El plegado tenía otra ventaja: era fácil comprobar el contenido. Estaba prohibido cerrar de modo permanente las misivas. Al parecer, los censores del frente no interceptaban las cartas injuriosas hacia el sistema —según el análisis de las que quedan, apenas ninguna incluye referencias políticas ni tan solo el nombre de Stalin—, sino aquellas con indicaciones de las que se pudiera inferir algún movimiento o plan militar. Si eso se encontraba, era tachado con tinta negra y luego la carta podía seguir su camino. Lo cuenta el oficial de correos del frente Valya Uvarova, por entonces de diecisiete años, en el número de de 7 Mayo de 2008 de Аргументы и факты :

Había una avalancha de cartas fluyendo en ambas direcciones, al frente y desde el frente. Al lado de los servicios postales, en una sala especial «secreta», estaba el censor: su trabajo era abrir y leer las cartas triangulares. Valentina Antonovna recuerda que los censores por lo general tenían una actitud muy humana hacia las cartas del frente. Si sólo unas pocas líneas de ellas contenían indiscreciones militares –como el nombre de la base ocupada o el nombre del cuerpo–, entonces, tras haberlas tachado las dejaban seguir hacia su destinatario. Sólo se prohibía el envío si todo el contenido era de este tipo, pero esto sucedía raramente.



De estas cartas, que durante un tiempo viajaron por millones de oeste a este, aún se conservan miles en colecciones, en manos privadas, en carpetas como la de primera foto. También pueden encontrarse muchas en la web rusa, unidas generalmente a una historia similar a tantas otras y, sin embargo, siempre únicas e irrepetibles

La última carta: aún hasta en febrero de 1951 llegaba a casa una treugolnik del frente

Nos apasiona una colección en especial, las cartas de Yakov Lazirovich Ashurov desde Azerbaiyán. Él nació en Bakú en 1924; alistado a la edad de diecisiete años, murió en Stalingrado en 1942. Sobrevivieron las cartas dirigidas a sus padres en la lengua Tat (juhuri, relacionada con el persa y el kurdo), iraní,  de los judíos europeos de montaña, así como otras escritas en hebreo bíblico.








También se mandaban cartas triangulares al frente. Éstas, por supuesto, iban estampilladas. Y hasta se mandaban al Gulag, como atestigua está carta en letón que vemos abajo, enviada desde Letonia al campo de Pechora en la región de Komi, el 19 de marzo de 1945. La carta se subastó por solo 33 dólares.



El 9 de mayo de 1010, 65º aniversario de la victoria, el estado ruso distribuyó entre los veteranos de guerra un juego de cartas triangulares impreso para la ocasión, ahora ya con sobre, pero se podían mandar así, sin sello a cualquier lugar dentro de Rusia.


Y, finalmente, estas cartas fueron inmortalizadas en famosas canciones contemporáneas de soldados tales como 'Полевая почта, «Correo desde el campo» de Mark Bernes. Estamos buscando una versión que podamos escuchar aquí. Cuando la tengamos la colocaremos enseguida.

В селе далёком плачет Мать от счастья,
Узнав, что сын здоровый и живой.
Ей эту весть сквозь битвы и ненастья
Приносит треугольник полевой.
La madre en el lejano pueblo está llorando
de alegría, sabiendo que su hijo está sano y salvo:
lo supo a través de batallas y tormentas
por la carta triangular llegada desde el frente.


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