Si aún estuviéramos ahí, hoy sería día 10 de Bashons de 1726 pues el calendario copto resta 284 años al nuestro. Pero estuvimos en el barrio copto de El Cairo a fines del mes que ellos llaman Paremhotep o Paremhat (en árabe Baramhat, es decir, a principios de nuestro abril). El calendario copto deriva básicamente del antiguo calendario egipcio, con tres estaciones en lugar de cuatro, y trece meses en lugar de doce. Empiezan el año con la Fiesta de Neyrouz, el 1 del mes de Thout (Tut, 11 o 12 de septiembre). Pero lo más importante de aquel día es que era Pascua, la gran fiesta de la iglesia copta, y todas las iglesias estaban arregladas para la celebración.
Convento de San Jorge (Mar Girgis)
Queríamos ver muchas cosas de El Cairo y teníamos muy poco tiempo para ello, así que fue una especie de rápido sobrevuelo por las calles del barrio a la espera de poder volver algún día a pisarlas más lentamente para entenderlas mejor.
Cuando se trazaron estas calles, El Cairo no era más que los restos de una vieja fortaleza romana (Babilonia). Las bases de la futura ciudad las iba a poner bastante después el caudillo árabe Amir ben al Aas (640). En la zona hoy conocida como Misr al Qadima se encontraba este núcleo de población cristiana bien asentada. Hoy los coptos son aproximadamente el 10% de la población egipcia. Y es contradictorio que aunque sean poderosos e influyentes en esta sociedad, cuentan con un grupo marginal que habita en el nicho más bajo de El Cairo. Los zabbalin son los basureros (no oficiales) de una ciudad sin servicio de recogida de basuras, una de las ciudades más caóticas y sucias del mundo.
Hace tiempo que queremos ver la película Marina of the Zabbaleen, de la directora egipcia Engi Wassef, el primer film sobre la vida de este complicado grupo humano. Son casi invisibles en las calles de El Cairo. Y lo son completamente para el resto del mundo: en mayo del año pasado, como respuesta a la «epidemia» de gripe porcina, el gobierno egipcio ordenó de manera fulminante el sacrificio de todos los cerdos del país. Durante casi un siglo, los zabbalin habían criado cerdos como sistema de reciclaje de los miles de toneladas de deshechos orgánicos generados por la población cairota. Los zabbalin se convirtieron así en las mayores víctimas de la gripe al destruirse una parte fundamental de su sistema de trabajo y subsistencia.
Pero una prueba de que la comunidad internacional empieza a mirar hacia este rincón es la nueva película acerca de los zabbalin que ha dirigido también una mujer, Mai Iskander, y que está recogiendo muchos premios de prestigio: Garbage Dreams.
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