28 mayo, 2012

La nostra vinya —vora el mar



Tot neix —i tot pot néixer encara
d’una violència que espera,
tenaç com la sang i primera
com el moll nocturn dins la rara

llum de la joia. ¿Qui em prepara,
quina materna mà sincera
obre l’antiga primavera
desfeta en fruits, i m’hi acara?

Qui un dia, per amor, la vida
que pur retenia ha llançat
a forçar l’estiu, sense gatge,

coneix la llei, i el seu llenguatge
serà el dels poetes, salvat
pel profund refús de la mida.
(Carles Riba, Salvatge cor, 1952) 

18 mayo, 2012

Los mercados



No es fácil fotografiar un mercado. En los mercados cuesta vencer la tentación de componer escenas de género, y aquí además hay que esquivar el atractivo de lo exótico, los lugares comunes del orientalismo, la tentación de atrapar de un golpe todos los matices del ambiente. Y al final no queda nada en nuestras manos. Y ciertamente, la estrella rusa de la fotografía de prensa, Ilya Varlamov, no brilló en este set a su mejor nivel. Con todo, este trabajo en dos mercados afganos es muy bueno y vale la pena revivir con él los olores y los sonidos, el calor, el polvo y la emoción del descubrimiento, aunque sea de mucha mayor precisión y agudeza, por ejemplo, su serie sobre la guerra que libra Afganistán contra el opio.

Pero estas imágenes destacan en la fotografía afgana contemporánea. Sin duda, el sinnúmero de fotos de Afganistán que se cuelga en Internet cada semana para satisfacer el hambre de la prensa es una mina de oro para un antropólogo. Y no sólo para uno especializado en Afganistán, sino también para quien quiera llevar a cabo una investigación sobre la cultura visual de los fotógrafos occidentales. Los estadounidenses suelen representar a Afganistán como un mundo problemático y en desintegración, surrealista y post-apocalíptico. Las fotos de Ilya Varlamov, por el contrario, muestran la supervivencia de la normalidad y de las relaciones humanas como el contexto básico de la vida. Aparecen los pequeños lujos de la existencia diaria, ropa limpia, una abundancia relativa de bienes. Este mundo se hace así más comprensible y, aunque con gran dificultad, habitable.

Pero ¿quién necesita tal cantidad de periquitos en Kabul?






Mazar-i-Sharif:






17 mayo, 2012

El sobrino de Marià Aguiló



Por casualidad, entre unos papeles destinados a la basura hemos encontrado un curioso cuaderno. Consta solo de seis hojas manuscritas. Su autor, Mariano Aguiló Cortés (1852-1924), le da inicio —así consta en el título de la primera página— en marzo de 1890 con la intención de ir anotando en él las fechas importantes de su vida. El autógrafo se interrumpe el 1º de abril de 1900 y las páginas que siguen a esta fecha han sido arrancadas.

Mariano Aguiló Cortés fue un médico y político bastante activo en la Palma de finales del s. XIX. Tenía su consulta en la calle de San Bartolomé de Palma —en el «Call menor»— y fue médico de la inclusa, presidente del Colegio de Médicos, responsable de la Revista Balear de Ciencias Médicas, directivo de la Cruz Roja y muy preocupado por la función social de la medicina. También fue militante del Partido Liberal, por el cual fue concejal del Ayuntamiento de Palma (1894-97) llegando a ejercer de alcalde provisional en varias ocasiones. Pero, además, era sobrino de Marià Aguiló i Fuster (Palma, 1825 - Barcelona. 1897), gran patrocinador de la Renaixença catalana. En estas breves páginas del sobrino tiene cabida la nota del momento de su muerte.

A continuación reproducimos todas las páginas del cuaderno. Y más abajo transcribimos las dos que tienen que ver con este último acontecimiento mencionado.

clic sobre las miniaturas para ampliarlas a alta resolución

[págs. 6-7] Día 6 de junio de 1897 falleció en Barcelona el tío de mi esposa y primo de mi padre, D. Mariano Aguiló, víctima de aguda complicación de la diabetes que hacía muchos años sufría. Era notable poeta, maestro en gai saber y el verdadero mantenedor de las letras patrias, notable arqueólogo y jefe jubilado de la Biblioteca de Barcelona.
 En Barcelona se le hizo un entierro y funerales en los cuales acudió todo lo notable en ciencias, letras y artes.
En Palma costearon unos sencillos funerales los poetas de esta ciudad como tributo rendido en honor del que había sido el maestro de casi todos. Estos tuvieron lugar en el antiguo oratorio de la Almudaina.
El Ayuntamiento de Barcelona y de Palma acordaron en su primera sesión declararle hijo ilustre de ambas ciudades, colocar su retrato en la galería respectiva de varones ilustres, y hacer uno de los literatos una memoria o discurso necrológico cuando en sesión pública se inaugure el retrato y sea colocado en su lugar. El pintor, D. Antonio Fuster; la memoria, el literato D. Miguel Los Santos Oliver.
 Todos los periódicos de ambas poblaciones y de otras de España publicaron noticias de su vida y, en sentidos términos, de su muerte.
Aguiló, Cortés, Fuster, Piña... todos sabemos que son apellidos marcados por su origen converso. Releyendo estas páginas, llama la atención la endogamia en que aún, acabando el siglo XIX, vivían los xuetes. ¿Podemos ver en ese contraste que señala el sobrino entre el homenaje que le dedican a su tío en Barcelona y el que se le hace en Palma, una velada alusión a la oscura, ominosa, tácita marginación que sufrían en Mallorca estas familias?

04 mayo, 2012

El viatge




He retrobat la vida i el respir
de la terra, la deliciosa fuga
de l'abril sota els llibres, vers el rostre
que redreça el somrís, vers l'esperança
a la deriva d'una veu. 
Cal adonar al viatger la pau de casa,
l'hora que fou viscuda, tan alegre.
Els anys, però, no tornen.
(Joan Perucho, «El viatge», del llibre Sota la sang, 1947)




He vuelto a hallar la vida y el hondo
aliento de la tierra, la deliciosa fuga
de abril bajo los libros, hacia el rostro
que eleva su sonrisa, hacia la esperanza
a la deriva de una voz.
Demos al viajero la paz de nuestra casa,
las horas que vivimos, tan alegres.
Mas los años no vuelven.
(Joan Perucho, «El viatge», del libro Sota la sang, 1947)



01 mayo, 2012

Éramos muchos


... y estábamos muy hartos de que una vez y otra, después de llenarnos la cabeza de promesas, de jurarnos que nunca más repetirían este ciclo de falso desarrollo que ellos mismos reconocen que destroza sin remedio el pequeño territorio en que vivimos, nos hayan vuelto a engañar, otra vez, una vez más; y de que con la más insultante desvergüenza nos hayan demostrado que son capaces de cambiar las leyes que ellos mismos aprueban para volver a hacerlo de nuevo, otra vez, una vez más: volver a enriquecerse unos pocos agostando la tierra, talando árboles, asfaltando y acaparando el agua, llevándose a la carrera un dinero conseguido esquilmando el territorio. En la época del anterior gobierno extremadamente corrupto del Partido Popular (la del famoso ladrón Jaume Matas, 2003-2007) se asfaltaron diez millones de metros cuadrados, más que en seis legislaturas juntas, una superficie del tamaño de Cabrera. Esta explosión de autopistas aceleró aún más la urbanización descontrolada hasta el punto de que en Mallorca se ocupaban unas dos cuarteradas diarias de suelo. Todo ello sirvió para empobrecernos y endeudarnos hasta lo insoportable. Y ahora, bajo el gobierno de José Ramón Bauzá, pretenden hincar las uñas en un espacio unánimemente querido por todos, las playas de Es Trenc y Sa Ràpita, casi el último refugio de nuestra mirada cuando buscamos la isla que perdimos, su horizonte robado. No necesitamos ya más hoteles pantagruélicos, ni más absurdos campos de golf, ni queremos ser una sociedad servil de camareros y revendedores de souvenirs de pacotilla comprados a los chinos, y menos aún cerca de esta arena. Es hora solamente de que los culpables de tanta degradación reconstruyan lo que han roto. Así que, por favor, ¡dejen esta playa en paz, dejen ya de una vez de hacernos daño!