07 agosto, 2018

Disolución: Ave Maria

Konrad Gesner, Historia animalium, 1ª ed. Zurich, 1555.

Es una historia conocida y a la que ya nos hemos referido. La primera «Ave del Paraíso» tocó tierra europea en el puerto de Sevilla el año 1522, cuando los supervivientes de la nao de alto bordo Victoria, capitaneada por el vasco Juan Sebastián Elcano, desembarcaron los fardos repletos de objetos insólitos, especias y mercaderías preciosas que habían reunido durante la durísima circunvalación del planeta. Aquellos animales recibieron por primera vez la luz del Viejo Mundo al salir de entre los obsequios con que el sultán de Batchan había despedido a los españoles del archipiélago de las Molucas.

De inmediato, unos seres nunca imaginados, sin patas ni apenas huesos, pura anatomía aérea creada para un vuelo permanente fiado al capricho de las corrientes de aire y libres de toda necesidad de posarse en la tierra vil, se expandieron por las mentes europeas convertidos en símbolos de pureza espiritual, del desapego hacia todo lo bajo, del peregrinaje infinito del hombre en la tierra y de una larga serie de ideas complementarias que llenaría los libros de emblemas, las pinturas y los más variados textos de los siglos XVI y XVII

La ciencia de la época, ignorando que en realidad se trataba de aves deshuesadas, disecadas y convertidas en multicolores penachos de plumas por los habitantes de aquellas islas, elaboró sesudas explicaciones anatómicas que proporcionaron la autoridad necesaria para que se disparara esa deriva iconográfica e imaginaria. Sobre todo, desde las imponentes páginas de la Historia animalium de Conrad Gesner. Y, como ya hemos contado aquí (y aun con este colofón), hasta Linneo acabó viéndose influido por el denso poso de la tradición iconográfica y simbólica acumulada cuando taxonomizó al ave bajo la sorprendente etiqueta de Paradisea apoda.

Matthias Grünewald (1470/80 - 1528), Virgen de la Anunciación. Estudio para el
Altar de la Anunciación, de Isenheim (1512-1544). Tiza negra y tinta
sobre papel, 207 x 210 mm. Staatliche Museen, Berlin

Hay formas y disposiciones visuales a lo largo de la historia de las imágenes que una vez atisbadas impiden apartar los ojos. ¿Cuál es el complejo viaje de ida y vuelta, quizá tan enrevesado como el de la nao Victoria, que recorren las dos imágenes de esta entrada?

No hay comentarios: