26 junio, 2024

Dos cartas inéditas de Gabriel Alomar

Son dos cartas escritas con sinceridad y confianza y por ello, aun en su brevedad, reflejan claramente la personalidad de su autor, 
Gabriel Alomar i Villalonga (Palma, 1873 - El Cairo, 1941). Los momentos en que ambas se escribieron, 1930 y 1933, eran tan decisivos para él como para la historia del país. Y sin duda lo fueron también para la destinataria, Antonia Suau (Palma, 1908 - Valldemossa, 2003), antigua alumna suya en el Instituto de Bachillerato de Palma. Una joven de veintidós años –en la fecha de la primera carta– que había ido a acabar los estudios en Madrid y que empezaba –en la fecha de la segunda– una prometedora carrera de profesora de literatura en el prestigioso Instituto Escuela madrileño.


· Esta es la primera carta, de 1930:


Palma, 18 - 11 - 1930

Molt distingida amiga i deixebla: abans de tot, mil perdons per la meva tardança en contestar-li. El canvi sobtat de la política m'ha omplert de feines.

La seva carta va produir-me una gran satisfacció, per dos motius: perquè era la prova d'una amistat i consideració a les quals corresponc ben cordialment, i perquè me demostrava que vostè, una jove amiga, persistia ben [2] visiblement en la seva completa alliberació espiritual.

Estam presenciant el pas de Clio… Les hores d'una intensitat magnífica. Però no sé si Espanya hi sabrà correspondre. Falta el rabo por desollar… I la feina que manca és la més difícil. La gran batalla amb el Parlament serà d'una intensitat incalculable. Molt m'agradaria que vostè pogués assistir-hi, i que jo li facilitàs l'entrada.

Li tenc enveja. Vostè, en els inicis d'una vida plena de prometences, lluminosa d'ideal, podrà [3] veure, tal volta, el redreçament de la nostra Espanya morta. Jo no tendré temps de presenciar el descapdellament total d'aquesta evolució, que serà l'obra de aqueixes joventuts generoses, a les quals vostè pertany.

Aquí he tengut llargues conferències amb Sbert, i a través d'ell he pogut compenetrar-me en l'estat d'esperit d'aqueixes colles estudiantils, que ja són un motor considerable de l'història espanyola.

[4] Me l'imagin en les seves passejades per Madrid, on voldria acompanyar-la. Les sales solemnials del Prado, curulles d'història; els capvespres romàntics del Retiro i el Parque del Oeste; les divagacions pels ponts de Toledo i Segovia, per la Bombilla i la Moncloa, per la Pradera; pels barris de Ramón de la Cruz…

Escrigui. Molta salut, molta força d'ideal, i mani a son amic afm.

Gabriel Alomar.

Traducción: Muy distinguida amiga y discípula: ante todo, mil perdones por mi tardanza en contestarle. El cambio repentino de la política me ha llenado de trabajos.
Su carta me produjo una gran satisfacción, por dos motivos: porque era la prueba de una amistad y consideración a las que correspongo bien cordialmente, y porque me demostraba que usted, una joven amiga, persistía bien visiblemente en su completa liberación espiritual.
Estamos presenciando el paso de Clio… Las horas de una intensidad magnífica. Pero no sé si España sabrá corresponder. Falta el rabo por desollar… Y la tarea que queda es la más difícil. La gran batalla con el Parlamento será de una intensidad incalculable. Mucho me gustaría que usted pudiera asistir, y que yo le facilitara la entrada.
Le tengo envidia. Usted en los inicios de una vida llena de promesas, luminosa de ideal, podrá ver, quizás, la reparación de nuestra España muerta. Yo no tendré tiempo de presenciar el desenmarañarse total de esta evolución, que será la obra de esas juventudes generosas, a las que usted pertenece.
Aquí he tenido largas conferencias con Sbert, y a través suyo he podido compenetrarme en el estado de espíritu de esos grupos estudiantiles, que ya son un motor considerable de la historia española.
Me la imagino en sus paseos por Madrid, donde querría acompañarla. Las salas solemnes del Prado, atestadas de historia; los atardeceres románticos del Retiro y del Parque del Oeste; las divagaciones por los puentes de Toledo y Segovia, por la Bombilla y la Moncloa, por la Pradera; por los barrios de Ramón de la Cruz…
Escriba. Mucha salud, mucha fuerza de ideal. Y mande a su amigo afmo. Gabriel Alomar.

*

Hay una fuerte conciencia de estar viviendo en primera persona un momento irrepetible. A Alomar le gustaba superponer la experiencia del presente sobre el gran telón de la mitología y el mundo clásico («estam presenciant el pas de Clio...», la musa de la historia y la poesía épica), así como subrayar siempre la necesidad de un idealismo activo capaz de mover las reformas profundas que iban a exigir los primeros pasos de la Segunda República, ya en ciernes. La imbricación de sus convicciones republicanas y socialistas y su catalanismo integrador con la exigencia de un cambio pedagógico extenso y unas juventudes transformadoras, la deja clara con esa alusión a las conversaciones con el también mallorquín Antoni Maria Sbert, líder de los movimientos estudiantiles, que entonces estaba confinado en Mallorca. La actividad política de Alomar en aquel momento debía ser frenética. En pocos meses iba a ser elegido diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (por Barcelona) y, a la vez, del Partit Republicà Radical Socialista (por Baleares) y marcharía, a mediados de 1931, a Madrid donde en más de una ocasión pudo verse con su antigua alumna, Antonia Suau.

· Y esta es la segunda carta, de 1933:


Embajada de España
Palazzo Barberini
                                        Roma 12 de noviembre de 1933

Muy querida amiga y discípula:

Su carta me alegró muchísimo. He tardado en contestar porque quería hacerlo con alguna detención, como usted se merece.

Le escribo a Madrid aunque la supongo en Palma. Espero que de todos modos mi carta le será trasmitida.

¡Cuánto agradezco sus confidencias espirituales! Yo en cambio le haría otras algo más sombrías, porque [2] cuanto más avanzan los años me siento más triste; porque siento lo que llamaba Leopardi l'infinita vanità del tutto. Me habla V. de Goethe. Aunque yo no tengo predilección por esa frialdad narcisista, le diré que es terrible volver a leer Faust cuando declina la vida, y se aprende a descubrir la horrible verdad encerrada en aquella tragedia, apelación desesperada a la ilusión y a la inmortalidad.

La supongo a usted hecha ya una profesora; aunque estoy seguro de que no tendrá usted nunca el empaque [3] cerrado de una doctora, y que por encima flotará su gracia juvenil y su espíritu alado.

Cuando nos veamos, le contaré muchas cosas. Mi cargo, como todos, tiene sus rosas y sus espinas. Pero el mundo es atroz y el contacto con las personas me vuelve misántropo. Y se oscila entre el temor y el deseo de la última y terrible jornada…

Alegrémonos todavía. ¿Quién sabe? Usted, dulce amiga, me comunica con su carta un contagio [4] de su juventud llena todavía de promesas.

Con todo afecto le estrecha la mano

Gabriel Alomar.

*

Han pasado tres años desde la carta anterior, el tono de Alomar es muy otro. Ha sido nombrado embajador en Roma y lo siente como un fracaso de sus aspiraciones de intervención en el núcleo de la política republicana. Sabemos cómo le hería el desgaste del idealismo en la mezquindad del día a día, de las peleas, los pasillos, las zancadillas. El ambiente tenso de Madrid –tan distinto «dels capvespres romàntics del Retiro» y las visitas al Prado con que había soñado tres años antes– junto con la deriva violenta de la vida española, prácticamente le han derrotado. Se hace patente, entre líneas, el contraste con la joven profesora que vive en la burbuja excepcional del proyecto educativo de la Institución Libre de Enseñanza y la Residencia de Señoritas, cuyo entusiasmo forma el claroscuro de la carta.

Pero también para ella las cosas iban a torcerse pronto. En 1937, en plena Guerra Civil, Antonia tiene que dejar Madrid. Pasará un año en el Instituto Obrero de Valencia. En ese año vertiginoso se casará con el cineasta italiano Antonio Vistarini, tendrá una hija y quedará viuda. Despojada por los vencedores de la guerra de su recién ganada cátedra de literatura, ha de volver a Mallorca, donde ve deshacerse todos aquellos proyectos en los que había puesto su vida. Podemos imaginar, pues, el dolor con que recibió en Palma, en 1941, la noticia de la muerte de su maestro Gabriel Alomar en el exilio de El Cairo. Con todo, Antonia recuperará la cátedra en las oposiciones de 1943 y tomará posesión de ella en el Instituto de Enseñanza Media de Bilbao, donde vivirá los siguientes veinte años (de su estancia allí y la correspondencia con Samuel Gili Gaya, hablamos hace un tiempo).

María del Mar Bonet musicó un poema de Gabriel Alomar. Lo grabó en el disco Raixa, de 2001.
«Estrofa al vent». Damos también el texto con nuestra traducción.


Estrofa al vent

Jo escric al vent aqueixa estrofa alada
per a que el vent la porti cel enllà,

jo vull seguir-la amb ma candent mirada,
plorós de no poder-la acompanyar.

Entre els hiverns quan vibri la ventada,
el meu vers per l'espai ressonarà,
i sobre els homes sa brunzent tonada
durà el so d'un incògnit oceà.

I cantarà en la lira de les branques
i de la lluna en les crineres blanques
o en l'arquet de silenci de la nit.

I eternalment la maternal Natura
l'espargirà per la infinita altura
quan el meu nom, obscur, serà extingit.
Estrofa al viento

Yo escribo al viento este poema alado,
que el viento se lo lleve cielo arriba,
que mi mirada ardiente lo persiga,
triste de no poderle acompañar.

Cuando el viento estremezca los inviernos,
mi verso en el espacio vibrará
y el clamor de su son sobre los hombres
será la voz de un mar por explorar.

Y cantará en la lira de las ramas
y entre las crines de la luna blanca
o el arco de silencio de la noche.

Lo esparcirá la maternal Natura
eternamente en la infinita altura
cuando se extinga, oscuro ya, mi nombre.

23 junio, 2024

Sandía futurista en lata

 Inauguramos el verano oyendo hablar a una sandía barroca y hoy tenemos en la mesa una sandía  futurista enlatada por Marinetti en 1934. Tan fresca como el primer día.

Marinetti prologó en 1934 el libro de Tullio d'Albisola, con dibujos de Bruno Munari, L'anguria lirica (La sandía lírica), impreso sobre hojalata. Lo hicieron en la imprenta Lito-Latta de Savona. Fíjense en el magnífico gesto de orgullo y autoridad de los tres responsables. Poco después saldría, esta vez con
textos de Marinetti y dibujos de d'Albisola, el título 
Parole in libertà futurista.
Tattili, termiche, olfattive.

La editorial Brill acaba de publicar un completo estudio de Dalila Colucci sobre este que fue uno de los muchos proyectos incompletos del futurismo marinettiano: una entera colección de libros impresos sobre bruñidas páginas de hojalata. Se pone de relieve aquí la importancia que tiene la imaginación material para la configuración de las vanguardias y, me atrevo a decir, para el desarrollo cabal de cualquier poética a lo largo de la historia.

La historia de los soportes materiales de los textos es apasionante, desde la misma pregunta acerca de qué es un libro (indesligable, seguramente, de la aún más peliaguda: qué es propiamente un texto), hasta su volatilidad en la era digital. Hace pocos meses que tenemos también en español el repaso a las rarezas bibliofílicas –valioso especialmente por su magnífica documentación gráfica– de Edward Brooke-Hitching: Libros peculiares, manuscritos extravagantes y otras curiosidades literarias (Blume, 2024). 

Vale la pena ofrecer al curioso lector las «páginas» completas de L'anguria lirica (la sandía lírica) para tener una idea del resultado de la ocurrencia. Queda para nuestro discernimiento decidir si un texto mejora por estar impreso en seda, hojalata, papiro o pan de oro.



En la imagen 18 (supra), después del «Indice», V. Orazi firma un «Chiarimento». Lo traducimos aquí por si sirve de guía para la interpretación del conjunto:

ACLARACIÓN

     Cinco tiempos, es decir, cinco momentos típicos de la parábola pasional: la aparición de una sonrisa de una mujer joven, una caricia, un beso; el nacimiento de la pasión en la oculta elaboración del subconsciente; la insistente y persistente imagen de la mujer amada en la superposición de las otras apariencias; la fiebre del poseso; las alternativas de esperanza y desilusión: finalmente, la alegría solar del sueño de amor evaporado. 

La sucesión de los «estados de ánimo» ESENCIALES se capta y se rinde con inmediatez impresionista y con la típica agilidad de notación del paroliberismo futurista. 

La andadura prosística que caracteriza la composición no disminuye el lirismo, particularmente denso en imágenes frescas y empapadas de una juvenil sensualidad. 

La lírica evocación pasional concluye con los acentos de un gozoso éxtasis de amor, expresado con pocos toques, sumamente simples pero muy eficaces.

20 junio, 2024

Lección moral de una sandía

 Hace tiempo me llamó la atención cómo los poetas del Barroco italiano mencionaban con frecuencia el calor del estío, la canícula abrasadora del Mediterráneo, el chirrido de las cigarras, el sopor, la sequía y el ansia de un rincón fresco donde aliviar el sofoco meridiano. Hoy, leyendo el grueso tomo de Marino e i marinisti (La letteratura italiana. Storia e testi, R. Ricciardi, vol. 37) he sacado una buena selección de poemas. Los iré traduciendo.

Y hoy, exactamente a las 22:51, y tras una espesa lluvia de barro sahariano que cayó anoche sobre Mallorca, empieza un verano que anuncian especialmente bochornoso, así que le he hincado el diente en primer lugar a este soneto de Bartolomeo Dotti (1651-1713) donde hace hablar a una sandía, la fruta refrescante por excelencia en estas fechas (con lección escatólogica –en ambas acepciones del término– incluida).

El calor del Barroco hacía sudar hasta a los crucifijos de las iglesias, como le ocurrió unas cinco veces desde 1661 al Sant Crist dels Paraires, en Ciutadella (Menorca, en la foto de arriba). Pero también sudaron el Santo Cristo de Calpe en 1682, el Cristo del Sudor de la Alberca (Salamanca) en 1665, el de Malón (Zaragoza) en 1601, el de Cabra del Santo Cristo (Jaén), en 1698 o el de Valdeavero (Madrid).

Que el poema sea mediocre no significa que sea más fácil de traducir y debo confesar que no creo que me haya quedado mal.

L'anguria

lo, di palustre suol frutto nativo,
d'una madre pigmea figlio gigante,
vivace umidità, gel vegetante,
ebbi fascie le foglie e balia il rivo.

Solo a forza d'umore io nacqui e vivo,
travestita di scorze onda costante,
da cui mèndica poi labro anelante
liquido refrigerio al foco estivo.

Pascendoti di me, deh, mira ormai
in che se stesso il mio tumor risolve,
o tu, che più di me gonfio ten vai.

Uomo, al principio suo tutto si volve:
come torno, così ritornerai,
io d'acqua in acqua e tu di polve in polve.
La sandía

Fruto agraz de mi ciénaga nativa,
de una madre pigmea hija gigante,
agua vivaz, escarcha vegetante,
envuelta en hojas me nutrió la riba.

Crecí a fuerza de humor y de agua viva,
encerré en mi corteza el flujo errante
y ahora demanda en mí el labio anhelante
con mi linfa apagar la llama estiva.

Tú, que en mí te has saciado, ya verás
cómo mi propia vanidad disuelve
con gran lección el satisfecho sorbo:

Hombre, a su origen toda cosa vuelve;
yo así lo haré, mas tú también lo harás,
del agua al agua yo, tú polvo al polvo.

Tomás Yepes (Valencia, h. 1610 – 1674). Bodegón en un paisaje, h. 1650-1660.

Dejadme aun añadir unas líneas sobre Bartolomeo Dotti (Brescia, 1651 - Venecia, 1713) a quien apenas se conoce en España por más que su vida, realmente agitada hasta el final, daría para una buena novela. Fue un poeta de no poca obra y de cierta presencia en la literatura barroca italiana pero cuyo aprecio crítico no es unánime y su vida corre llena de sombras. Nació en Brescia, en una familia procedente de Erbusco. Su mal genio y su capacidad de ofender por igual a amigos y enemigos con insinuaciones, maledicencias y burlas hirientes y subidas de tono le forzaron a ir de acá para allá buscando protección –y perdiéndola con notable rapidez–. En Venecia pasó largas y agitadas temporadas, escribiendo en sus canales gran parte de sus primeras Odas, mal acogidas por los lectores. Su excesivo barroquismo postmarinista y el ambiguo carácter encomiástico con que homenajeaba a sus dedicatarios hizo que no se publicaran hasta 1997 (!). Su primera estancia en Venecia acabó con un turbio asunto de sangre: acoge en su casa a unos paisanos suyos que llegaron a la laguna para vengar la muerte de un familiar que había sido asesinado allí. Al descubrirse el hecho, Bartolomeo es desterrado y residirá unos años en Milán, ciudad que manifiestamente aborrece. En Milán se verá pronto envuelto en otro altercado: un noble bresciano que parece haber mantenido relaciones poco correctas con las monjas de Santa Catalina sufre un intento de asesinato mientras paseaba en su coche. A nuestro poeta le acusan de haber proporcionado informaciones útiles a los sicarios que atacaron al noble y es encarcelado. Mueve sus influencias para que lo liberen pero al poco tiempo vuelve a  la cárcel acusado de poseer armas ilegales. Lo encierran en la prisión de Tortona durante más de un año. Allí dará rienda suelta a su malicioso verbo en versos donde se queja amargamente e intenta pasar como un mártir. Aunque también insinúa planes de venganza. De hecho, vive bastante bien recibiendo visitas, organizando tertulias y disfrutando de un telescopio con el que se dedica a fisgar las calles y plazas milanesas. Finalmente, una noche, escapa descolgándose por un muro y cruzando a nado el Scrivia (hoy seco).

Luis Egidio Meléndez (Nápoles, 1716 - Madrid, 1780),

Planea ir a luchar contra los turcos para congraciarse con los venecianos y que le dejen volver a la ciudad. Pero no logra ponerlo en práctica. Intenta de nuevo publicar aquella primera colección de versos. No le disuaden ahora los pésimos comentarios que recibe al enseñar el manuscrito atestado de laboriosos sonetos y acaba publicando algunos de ellos. Al fin, decide cambiar completamente de poética y se lanza ya sin tapujos a escribir sátiras. Ahí sí que está a sus anchas. Produce cientos de estrofas breves y agudas que atacan costumbres, vicios, personajes y tipos sociales, y que fustigan especialmente a la aristocracia decadente y corrupta. Todo ello con más mal humor que gracia y fuertes tendencias chocarreras. Se convierte así en un personaje muy conocido y activo en el mundillo académico y en los cenáculos literarios. Por estas fechas, entre broncas y discusiones, en una ocasión tendrán que acabar por reducirlo y llevarlo preso a bastonazos. Y en 1711, con sesenta años ya y viviendo de manera relativamente plácida en Brescia –siempre acababa consiguiendo favores y mecenas, tenía éxito entre las damas y era, por cierto, según se deduce de sus versos, un gran fumador…– intentarán matarlo en mitad de una plaza por encargo de una conocida víctima de su ingenio mordaz. Sobrevivió a este primer atentado y volvió a Venecia pero en enero de 1713, al retirarse a su casa hacia las cuatro de la madrugada, lo asesinaron de tres puñaladas en el pecho. No se ha revelado el móvil. Una hipótesis bastante aceptable menciona a un familiar del músico Alessandro Scarlatti a quien había ofendido. Durante muchos meses tras su muerte corrieron pasquines anónimos y versos burlescos alegrándose de su desaparición. Está enterrado en la iglesia de San Vitale de Venecia.

Descanse en paz.

José López Enguídanos (1760-1812), Bodegón con sandía y liebre.

05 junio, 2024

Giorgoba

Para Gyuri

San Jorge es el patrón de Georgia. Más aún, Georgia lleva su nombre. O más exactamente: el exónimo persa Gorgân usado para Georgia –que significa «tierra de lobos»– fue transformado en esta forma por los cruzados francos que llegaron a Oriente Medio en 1096, precisamente porque el santo patrón de aquel bravo y feroz pueblo cristiano era san Jorge. Así lo contaba el Patriarca Latino de Jerusalén Jacques de Vitry en su Historia Hierosolymitana de 1225:

 También hay en el Este otro pueblo cristiano, que es muy belicoso y valiente en la batalla, siendo fuertes de cuerpo y poderosos por la innumerable cantidad de sus guerreros. … Estos hombres se llaman georgianos, porque reverencian y adoran especialmente a San Jorge, a quien toman como su patrón y abanderado en sus luchas contra los infieles, y lo honran por encima de todos los demás santos.

Además, la figura y el culto hoy tan extendido de este san Jorge a caballo y matador de dragones seguramente tuvo también su origen en Georgia en algún momento de los siglos IX o X –como ya hemos comentado y ampliaremos pronto.

No es de extrañar, entonces, que San Jorge goce no de una sino dos festividades en Georgia. Una es el cumpleaños de san Jorge, el 23 de noviembre, que se celebra exclusivamente aquí donde nació nuestro san Jorge matadragones. La otra fiesta, que conmemora su martirio, es el 23 de abril al igual que dicta la iglesia católica, con la salvedad de que como los ortodoxos cuentan las fiestas según el calendario juliano, esta cae el 6 de mayo nuestro (así como el día de la Gran Revolución Socialista de Octubre cae el 7 de noviembre, o la Navidad ortodoxa, nuestro cae el 7 de enero en lugar del 25 de diciembre.

Llegamos al aeropuerto de Kutaisi por la noche. Recogemos el coche de alquiler y nos dirigimos inmediatamente hacia el Gran Cáucaso, a uno de los techos del mundo: la región de Svaneti. Al amanecer llegamos al Paso de Jvari. Desde aquí, el camino asciende abrupto. Las nubes flotan a nuestro alrededor y por debajo de nosotros, y un río corre profundo en el cañón mientras esquivamos rocas que cayeron en el camino al amanecer.

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Llegamos justo a tiempo para el evento mayor del día, el sacrificio de un novillo. La niebla aún vela las torres de Mestia y la cadena montañosa de Svaneti, pero la montaña Tetnuldi al este de la ciudad, desde donde entra el cambio de tiempo en Svaneti, luce de un blanco deslumbrante. Si despeja durante la mañana será un día será diáfano.

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Cortamos la leña y encendemos la gran estufa de hierro. Las mujeres forman panes rituales del tamaño de un puño con la masa fermentada durante la noche y los ponen a cocer sobre la plancha de la estufa.

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Van llegando los participantes en la ceremonia, los primos y el cuñado de nuestro anfitrión Paata, cuatro en total. El cuarto lleva al joven becerro atado con una soga. Forman solemnes junto a él y encienden velas. Paata coloca los pequeños panes en una bandeja, dispone una vela en el centro y volviéndose hacia el sol que nace reza una oración a san Jorge. Gira lentamente tres veces sobre sí mismo. Luego el primo mayor toma el relevo. Con la vela, chamusca ligeramente el pelo de la frente del becerro, luego a sus costados y la cola, preparándolo así para el sacrificio. Paata ofrece los panes, todos toman uno. Giorgi reparte vodka, levanta su vaso y explica lo grandioso que es el día de hoy, el Día de San Jorge. Beben. Comienza el sacrificio del toro.

En los primeros 5 minutos del vídeo vemos la ceremonia. Los 5 minutos siguientes atan trabajosamente al becerro. El momento del sacrificio empieza en el minuto 10

La liturgia se inicia oficialmente a las nueve en punto en la iglesia de San Jorge en Mestia. Pero a esa hora, la gente todavía va llegando. Primero hay que saludar a los muertos en el cementerio de la iglesia, luego entran al templo, besan los iconos uno por uno, encienden velas y rezan frente a las imágenes, conversan entre ellos. Llegan los monaguillos y se cambian en el interior del santuario; entran y salen con otro aire, imbuidos de su importancia. Luego se escucha un murmullo tenue procedente del santuario, como si la ceremonia hubiera estado discurriendo ya durante tiempo. El sacerdote aparece, se inclina ante los iconos, uno por uno, y murmura una breve oración. La liturgia propiamente dicha no empezará hasta alrededor de las diez pero sea cuando sea que empiece se ha de extender durante horas.

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Si esta iglesia tuvo algún precedente medieval, hoy se la ve restaurada y por completo rehecha, sin duda después de haber sido muy maltratada durante el comunismo. Sin embargo, conserva dos iconos originales muy valiosos, como ocurre con todas y cada una de las aproximadamente cien pequeñas iglesias repartidas por Svaneti, donde hay varios iconos de mil años de antigüedad. A juzgar por la fecha de los iconos similares que se pueden ver en el museo de Svaneti, los dos de aquí han de datar del siglo XI. Están hechos de plata repujada, al igual que la mayoría de los viejos iconos de Svaneti. Ambos son enormemente venerados, la cantidad de velas que han prendido frente a ellos complica mucho fotografiarlos bien por los reflejos en el vidrio protector. Uno de ellos representa a san Jorge en una fase temprana de su iconografía: el aguerrido caballero está matando a un hombre en lugar de un dragón, concretamente al emperador Diocleciano que persiguió a los cristianos. En la parte superior del marco del icono, la Virgen María y san Juan Bautista interceden ante Cristo en una escena estándar de Deesis, mientras que a los lados vemos a otros dos santos caballeros de frente, tal vez san Teodoro y san Demetrio. El icono está cubierto por varias capas de cadenas votivas, monedas y cruces adosadas.

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El otro icono antiguo es una gran cruz cubierta con escenas en láminas remachadas de plata dorada. Pero no vemos las escenas de la vida o pasión de Cristo como sería habitual, sino episodios de la leyenda de san Jorge. Después de todo, aquí es donde la propia leyenda tuvo su origen, en Georgia, alrededor del siglo X. En la base de la cruz se encuentra un arcángel de mirada severa.

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Estas escenas recuerdan los frescos de la iglesia del cercano pueblo de Nakipari. Allí, en 1130, los nobles locales encargaron al «pintor real» Tevdore que pintara una Pasión de san Jorge. Es como si en las pequeñas imágenes de la cruz de Mestia hubieran elaborado unas abreviaciones emblemáticas de aquellos enormes y coloreados frescos.

Y también recuerdo que la iglesia de Nakipari está dedicada igualmente a san Jorge. Suponemos que allí habrá una liturgia festiva similar esta mañana. Nos subimos al coche y nos dirigimos hacia allá.

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En efecto, alrededor de la iglesia hay hombres vestidos para la celebración. Carne de buey en un gran caldero. La cabeza del novillo, allí expuesta, muestra un animal mucho más grande que el becerro anterior. Entramos en la iglesia. En primer plano, hombres mayores ofician una ceremonia laica, ofreciendo pan y vino a los espíritus. Mientras tanto, la liturgia se desarrolla en la iglesia con participación de varios sacerdotes. Uno más joven graba en vídeo desde la puerta. A su alrededor los niños corren llevando unas pequeñas velas. Las encienden y las insertan alegres en la arena del candelabro.

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Las escenas de la Pasión Georgiana de San Jorge son difíciles de entender para un lector actual. Una Pasión de San Jorge georgiana ilustrada del siglo XVII, cuyo manuscrito está publicado en línea por la Academia Georgiana, ayuda a su interpretación. La fuente original del texto es una Pasión de San Jorge del siglo V, atribuida a un tal Passicras, que fue declarada apócrifa en el siglo VI, y por lo tanto solo se difundió, en varias traducciones, en las regiones periféricas del cristianismo, incluido el Cáucaso. La versión georgiana del siglo X añade los milagros de san Jorge realizados después de su muerte.

La pasión comienza con el colofón adornado, típico de los manuscritos de Oriente Medio. Jorge, nacido en Capadocia, comandaba a muchos soldados

El emperador Datianus (en otras versiones, Diocletianus) convoca a sus reyes vasallos y ordena que quien hable en contra de los dioses paganos sea cruelmente torturado hasta morir. Ante el emperador, Jorge habla en contra de los dioses y ensalza a Cristo

Jorge es atado a una estaca y torturado, su cuerpo es desgarrado con ganchos de hierro, pero no sufre ningún daño

El emperador mete a Jorge en un cofre de hierro con pinchos en el interior y coloca encima un gran peso, pero nada de esto le daña

Jorge es atado a una rueda que gira entre espadas de hierro, pero eso tampoco le hace ningún daño. Esta es la tortura más espectacular y, por lo tanto, la más representada en los iconos y frescos de Svaneti. Después de eso, el mago Atanasio intenta envenenarlo, pero el veneno tampoco le afecta. Por ello Atanasio se convierte también al cristianismo y el emperador lo decapita

Jorge finge ir a realizar un sacrificio ante la estatua de Apolo pero cuando llega a la puerta del templo lo desafía y le hace confesar que es el mismísimo Satanás. Luego lo manda a lo más profundo de la tierra.

Jorge convierte a Alejandra, la esposa del emperador, y este la decapita

Jorge es despojado de sus armas. Es ejecutado tres veces de tres maneras diferentes pero cada vez resucita

San Jorge libera al niño que había sido secuestrado por los turcos de Mitilene y que servía como relleno de café para un pasha. He escrito sobre este episodio anteriormente.

Jorge resucita a Jovis, un pagano que llevaba muerto 460 años, y él da testimonio de Cristo

Decapitación de Jorge

San Jorge y el dragón. Este episodio, el más conocido de la leyenda de san Jorge, aún no estaba incluido en la Pasión original de San Jorge; aparece en Georgia solo en el siglo X. Como mencioné, en sus primeras representaciones san Jorge aún mata personas, principalmente al emperador Diocleciano, como una forma de justicia sobrenatural. Solo en Georgia su historia se mezcla con la de San Teodoro, y a menudo se les representa como una pareja (como en el fresco de Nakipari), siendo San Teodoro quien usualmente mata al dragón. Este motivo irá siendo gradualmente asumido por San Jorge.

La página final del manuscrito, como si estuviera inspirada por el dragón, muestra a Jonás tragado por una ballena-dragón

Cenamos de ese novillo cocinado en una salsa picante. El Día de San Jorge los brindis se dedican a los antepasados «que murieron para que Georgia pudiera vivir libre». Y durante la cena nuestros amigos, el coro de los viejos muchachos de Mestia, de camino a su actuación nocturna en Batumi, entran para cantarnos el himno svanetiano de san Jorge.