ESTO EMPIEZA con una sorpresa fotográfica como la de «Las babas del diablo» de Julio Cortázar. El sábado pasado dimos un paseo por Sineu, justo en el centro de Mallorca. El pequeño pueblo ostenta –venido a menos– su pasado noble de residencia de reyes, con los aún imponentes restos del palacio real erigido por Jaime II hacia 1300. Llovía. Hicimos unas fotos de las calles mojadas, los viejos muros, el color de las piedras, la fachada de la iglesia. Al volver a casa, descubrimos en el margen de una foto de la portada de la iglesia, marcado en la pared, el caracter chino que designa árbol, al lado del «árbol» de la cruz.
Analizando cuidadosamente el estilo tardomedieval del cincelado concluimos sin ningún género de duda que debía ser un comentario al árbol de la cruz inscrito por un subrepticio destacamento chino llegado aquí hacia 1421 con la flota aventurera del almirante Zhen He.
El hallazgo de una tan obvia conexión de Sineu con China, nos hizo indagar más hacia atrás. Y la pregunta inmediata fue por la etimología de Sineu. Quizá el topónimo oculta una ignota fundación china (sinium) perdida en el tiempo, de la que alguien porfía en guardar memoria trazando signos que se confunden con las rugosidades del mismo revoque de las paredes sabiendo que, por inesperados e incomprensibles, nadie será capaz de verlos y no levantarán suspicacias.
Y entonces descubrimos que la etimología de Sineu nunca ha estado clara. Parece que una mala lectura de Plinio hecha por los eruditos de los siglos XVIII y XIX introdujo confusión, pues se quiso ver en Sineu el lugar del «Cinium» que se menciona como una ciudad romana de algún sitio de Mallorca. Consultamos al Gabinet d'Onomàstica de la Universitat de les Illes Balears y nos confirmaron el origen incierto. Nos dijeron que el topónimo aparece documentado en el siglo XIII con cinco grafías diferentes: Sixneu (1231), Xisneu (1231), Sisneu (1247) i Xineu (1287). La explicación, algo enrevesada, fue literalmente esta: que, una vez descartada la anterior hipótesis pliniana, el topónimo podría derivar de Jijnau, palabra que con Batra daba nombre a un juz'. Jijnau procedería de la forma árabe J.jnu, cercana a las palabras Janâwa, Ganâwa y Qinâwa. La doble jim representa uno de estos sonidos vacilantes de la 'g' sahariana. A la vez, Janâwa/Ganâwa es la forma arabizada de la palabra bereber Ignawen –plural agnau– que originariamente significa 'mulo' y por relación cromática designa también lo negro. La variante Jinnawi/Qinnawi era conocida en Sharq al-Andalus significando 'etíope'. Además, en el mencionado juz' se consigna un ‘raal layn algenuj, una nisba (al-jinaw) que supone una forma jinaw/ginaw. De esta manera, nos dijeron, el paso de Jijnau a una forma catalana vacilante Xisneu/Sixneu, origen de Sineu es perfectamente defendible.
Analizando cuidadosamente el estilo tardomedieval del cincelado concluimos sin ningún género de duda que debía ser un comentario al árbol de la cruz inscrito por un subrepticio destacamento chino llegado aquí hacia 1421 con la flota aventurera del almirante Zhen He.
El hallazgo de una tan obvia conexión de Sineu con China, nos hizo indagar más hacia atrás. Y la pregunta inmediata fue por la etimología de Sineu. Quizá el topónimo oculta una ignota fundación china (sinium) perdida en el tiempo, de la que alguien porfía en guardar memoria trazando signos que se confunden con las rugosidades del mismo revoque de las paredes sabiendo que, por inesperados e incomprensibles, nadie será capaz de verlos y no levantarán suspicacias.
Y entonces descubrimos que la etimología de Sineu nunca ha estado clara. Parece que una mala lectura de Plinio hecha por los eruditos de los siglos XVIII y XIX introdujo confusión, pues se quiso ver en Sineu el lugar del «Cinium» que se menciona como una ciudad romana de algún sitio de Mallorca. Consultamos al Gabinet d'Onomàstica de la Universitat de les Illes Balears y nos confirmaron el origen incierto. Nos dijeron que el topónimo aparece documentado en el siglo XIII con cinco grafías diferentes: Sixneu (1231), Xisneu (1231), Sisneu (1247) i Xineu (1287). La explicación, algo enrevesada, fue literalmente esta: que, una vez descartada la anterior hipótesis pliniana, el topónimo podría derivar de Jijnau, palabra que con Batra daba nombre a un juz'. Jijnau procedería de la forma árabe J.jnu, cercana a las palabras Janâwa, Ganâwa y Qinâwa. La doble jim representa uno de estos sonidos vacilantes de la 'g' sahariana. A la vez, Janâwa/Ganâwa es la forma arabizada de la palabra bereber Ignawen –plural agnau– que originariamente significa 'mulo' y por relación cromática designa también lo negro. La variante Jinnawi/Qinnawi era conocida en Sharq al-Andalus significando 'etíope'. Además, en el mencionado juz' se consigna un ‘raal layn algenuj, una nisba (al-jinaw) que supone una forma jinaw/ginaw. De esta manera, nos dijeron, el paso de Jijnau a una forma catalana vacilante Xisneu/Sixneu, origen de Sineu es perfectamente defendible.
Bien. Después de esta explicación, quedamos definitivamente convencidos de que Sineu / Sinium la fundaron los chinos y la han ido visitando a lo largo de la historia. Y quizá están tramando sobre los muros del pueblo un secreto sistema de señales para preparar la reconquista.
1 comentario:
Tot l'encant que tenia Sineu l'ha perdut amb tota l'edificació que han construit!!!!!!!!!!!PROU de tanta construcció!!!!
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