Llevamos varios días posponiendo el resumen de nuestra asistencia a The Fifty-Second Annual Meeting of the Renaissance Society of America que tuvo lugar en San Francisco los días 23 a 25 del pasado mes de marzo. No es por pereza, sino más bien por cierta incapacidad que no nos avergüenza confesar.
Y es que los datos son abrumadores: un programa con más de 900 personas exponiendo alguna investigación; un promedio de 25 sesiones simultáneas en jornadas que empezaban a las 8:45 y acababan sobre las 18:00; una ardua selección de lo más interesante a través de un abstract book de 355 páginas cuajadas en tipografía mínima con un sinfín de títulos apetitosos. Y luego los encuentros por los pasillos y las conversaciones, el ajetreo de la mayor concentración imaginable de humanistas por centímetro cuadrado, expositores y mesas con las novedades de las editoriales que más nos gustan, actos complementarios, conversaciones al azar... y tras las ventanas una ciudad impresionante por explorar.
Nuestra sesión contó con un público ilustre. Algunos nombres: Liana Cheney, David Graham, Stephen Rawles, Emilie Bergmann, Peter Boot, David Boruchoff, Diane E. Sieber, Anne J. Cruz... Ante ellos expusimos los secretos y maravillas del CD de Emblemas Españoles, del DVD con la edición del Tesoro de la lengua de Sebastián de Covarrubias (hecha en colaboración con I. Arellano y R. Zafra, del GRISO), y del Salterio de la Biblioteca de Kalocsa.
En el debate posterior intervino sobre todo nuestro viejo amigo Stephen Rawles haciendo preguntas muy pertinentes. Reseñamos dos: si no pensábamos ofrecer los facsímiles completos de los libros que editamos, y si permitiríamos la copia del texto para uso libre. Desde luego, son dos aspectos sobre los que hemos pensado a menudo. Los facsímiles fotográficos empiezan a abundar en Internet y nos cabe poca duda de que dentro de poco muchas bibliotecas tendrán gran cantidad de fondos así digitalizados. Nosotros creemos que el valor del trabajo que hacemos está en el texto plenamente transcrito, enlazado y anotado y en ello centramos nuestro esfuerzo. Obviamente, reproducimos los grabados y portadas de todos los libros, pero también analizados, descritos y enlazados. Sin embargo, hay obras que exigen una reproducción facsímil de máxima calidad: es el caso del Salterio de Kalocsa. Y hay otros trabajos, más centrados alrededor de una sola obra, a los que una reproducción facsímil da un valor añadido: así lo hemos hecho también en el DVD del Tesoro, donde se encuentran el facsímil de la editio princeps (1611) y el del Suplemento manuscrito.
La otra pregunta fue ampliada con agudas observaciones acerca del uso pedagógico de la copia por Diane Sieber –y, de hecho, percibimos un cierto asentimiento general en la sala–. Responderla no es tarea fácil. Por una parte deseamos proteger del puro robo el trabajo que hemos realizado. Por otro lado, admitimos que hay tareas honestas que pueden facilitarse copiando automáticamente fragmentos de texto. Una solución intermedia es la posibilidad, que ya ofrecemos, de trabajar con un archivo propio en el ordenador –un shadow file– donde cada uno puede anotar y editar el texto a su conveniencia pero sin traspasarlo a otro programa. Bien... En todo caso, prometimos solemnemente a Stephen Rawles y a toda la concurrencia seguir sopesando pros y contras para tomar una justa decisión final.
Sería ingenuo intentar aquí el compendio de las sesiones a las que asistimos. Solo podemos reseñar el elevado interés mostrado en todo el congreso hacia los emblemas y temas afines. Aparte de nuestra sesión hubo estas otras con títulos explícitos: «Images, Emblems, and Allegory», «New Technologies and Renaissance Studies VI: Beyond Technical Access: The Digitized Emblem and the Wider World», «Early Modern Emblems: Parallels and Progressions», «Images of the Body Politic I: Iconography of Power; Visual Arts, Coins and Medals, Emblems»; pero hubo muchísimas más donde el emblema o alguno de los asuntos que nos interesan en Studiolum fueron los ejes.
Esperamos haber vuelto a casa un poco más sabios –sin duda, con mucha más información en la mollera y con nuevas energías y ganas de llevar adelante nuestro trabajo–. Y agradecemos a la RSA, pero muy en especial a la responsable de nuestra sesión, Liana Cheney, su excelente labor y el que ya nos invitara a asistir al próximo congreso de la RSA que tendrá lugar el año que viene en Miami.
Y es que los datos son abrumadores: un programa con más de 900 personas exponiendo alguna investigación; un promedio de 25 sesiones simultáneas en jornadas que empezaban a las 8:45 y acababan sobre las 18:00; una ardua selección de lo más interesante a través de un abstract book de 355 páginas cuajadas en tipografía mínima con un sinfín de títulos apetitosos. Y luego los encuentros por los pasillos y las conversaciones, el ajetreo de la mayor concentración imaginable de humanistas por centímetro cuadrado, expositores y mesas con las novedades de las editoriales que más nos gustan, actos complementarios, conversaciones al azar... y tras las ventanas una ciudad impresionante por explorar.
Nuestra sesión contó con un público ilustre. Algunos nombres: Liana Cheney, David Graham, Stephen Rawles, Emilie Bergmann, Peter Boot, David Boruchoff, Diane E. Sieber, Anne J. Cruz... Ante ellos expusimos los secretos y maravillas del CD de Emblemas Españoles, del DVD con la edición del Tesoro de la lengua de Sebastián de Covarrubias (hecha en colaboración con I. Arellano y R. Zafra, del GRISO), y del Salterio de la Biblioteca de Kalocsa.
En el debate posterior intervino sobre todo nuestro viejo amigo Stephen Rawles haciendo preguntas muy pertinentes. Reseñamos dos: si no pensábamos ofrecer los facsímiles completos de los libros que editamos, y si permitiríamos la copia del texto para uso libre. Desde luego, son dos aspectos sobre los que hemos pensado a menudo. Los facsímiles fotográficos empiezan a abundar en Internet y nos cabe poca duda de que dentro de poco muchas bibliotecas tendrán gran cantidad de fondos así digitalizados. Nosotros creemos que el valor del trabajo que hacemos está en el texto plenamente transcrito, enlazado y anotado y en ello centramos nuestro esfuerzo. Obviamente, reproducimos los grabados y portadas de todos los libros, pero también analizados, descritos y enlazados. Sin embargo, hay obras que exigen una reproducción facsímil de máxima calidad: es el caso del Salterio de Kalocsa. Y hay otros trabajos, más centrados alrededor de una sola obra, a los que una reproducción facsímil da un valor añadido: así lo hemos hecho también en el DVD del Tesoro, donde se encuentran el facsímil de la editio princeps (1611) y el del Suplemento manuscrito.
La otra pregunta fue ampliada con agudas observaciones acerca del uso pedagógico de la copia por Diane Sieber –y, de hecho, percibimos un cierto asentimiento general en la sala–. Responderla no es tarea fácil. Por una parte deseamos proteger del puro robo el trabajo que hemos realizado. Por otro lado, admitimos que hay tareas honestas que pueden facilitarse copiando automáticamente fragmentos de texto. Una solución intermedia es la posibilidad, que ya ofrecemos, de trabajar con un archivo propio en el ordenador –un shadow file– donde cada uno puede anotar y editar el texto a su conveniencia pero sin traspasarlo a otro programa. Bien... En todo caso, prometimos solemnemente a Stephen Rawles y a toda la concurrencia seguir sopesando pros y contras para tomar una justa decisión final.
Sería ingenuo intentar aquí el compendio de las sesiones a las que asistimos. Solo podemos reseñar el elevado interés mostrado en todo el congreso hacia los emblemas y temas afines. Aparte de nuestra sesión hubo estas otras con títulos explícitos: «Images, Emblems, and Allegory», «New Technologies and Renaissance Studies VI: Beyond Technical Access: The Digitized Emblem and the Wider World», «Early Modern Emblems: Parallels and Progressions», «Images of the Body Politic I: Iconography of Power; Visual Arts, Coins and Medals, Emblems»; pero hubo muchísimas más donde el emblema o alguno de los asuntos que nos interesan en Studiolum fueron los ejes.
Esperamos haber vuelto a casa un poco más sabios –sin duda, con mucha más información en la mollera y con nuevas energías y ganas de llevar adelante nuestro trabajo–. Y agradecemos a la RSA, pero muy en especial a la responsable de nuestra sesión, Liana Cheney, su excelente labor y el que ya nos invitara a asistir al próximo congreso de la RSA que tendrá lugar el año que viene en Miami.
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