Te marchas otra vez. Del disco de folk georgiano Idjassi (2005)
Estamos a finales de junio. La nieve acaba de derretirse en el Paso de Abano, a 2900 metros de altura. Muros de nieve de estratos coloreados se alzan junto al camino como alicatados de textura granulosa. Estamos en el parteaguas del Cáucaso, desde aquí los ríos corren hacia el norte a través del valle de Tusheti y sobre la frontera con Daguestán. Por debajo de nosotros, las verdes montañas de Tusheti. Desde el Paso de Abano se entrevén las crestas nevadas del Pirikita, las montañas fronterizas con Chechenia. Las veremos hundirse lentamente para volver a surgir espectaculares una vez que lleguemos a Tusheti.
Tusheti y el valle de Alazani en las laderas norte y sur del Gran Cáucaso. El camino de tierra de 70 km de longitud, transitable solo en vehículos todoterreno o a pie, conduce desde Pshaveli a través del Paso de Abano hasta Omalo. Marcamos en rojo la región de Tusheti en el pequeño mapa de Georgia. (¡Ampliadlo!)
Ha estado lloviendo durante días. Poco antes de llegar a Tusheti, media colina se desmoronó hacia el río bloqueando la carretera. Una solitaria excavadora rebufa hurgando en la avalancha pero no hay duda de que la lucha desigual durará días. Caminamos unos cientos de metros sobre la tierra aún inestable del alud para encontrarnos con los jeeps que han mandado hasta aquí desde los pueblos de Tusheti. Un par de acantilados solitarios más, algunos otros meandros del río entrevistos allá abajo y en la cima de una ladera surge el primer pueblo solitario. Después de Ushguli, Xinaliq y Masouleh, estamos de nuevo en uno de los techos del mundo.
Tusheti es la segunda región montañosa poblada más alta de la Georgia actual después de Svaneti en el noroeste, pero se encuentra aún más aislada. Una sola vía conduce hasta aquí, los setenta kilómetros del camino de tierra que acabamos de recorrer, solo transitables de principios de junio a finales de septiembre porque la nieve lo impide el resto del año. Ahora, el paisaje se pinta rápidamente de verde, con las plantas desplegando una floración espectacular para aprovechar el fugaz verano. Y los habitantes de Tusheti suben desde sus pueblos en el sur –donde se han ido instalando en las últimas décadas–, a lo largo del río Alazani, para reparar las viejas casas, encargarse del cuidado de las ovejas y vacas y encontrarse con los pocos ancianos que se han ocupado allá arriba, durante todo el invierno, del ganado del pueblo. También ofrecen últimanente alojamiento a los escasos –pero atrevidos– turistas que aparecen por este territorio arcaico de Georgia.
Canción de amor de Tusheti. Del álbum Idjassi (2005)
Los habitantes de Tusheti son en su mayoría georgianos de Kakheti que hablan un antiguo dialecto georgiano. Según su propia tradición, llegaron aquí al norte huyendo de la cristianización del país alrededor del siglo IV. El resto de la población, la tribu Bats, que habla un idioma relacionado con el checheno y el ingush, huyó hasta aquí, hacia el sur, de la islamización del lado norte del Cáucaso en el siglo XVI. Hoy ambos pueblos son en teoría cristianos ortodoxos, aunque la primera iglesia del valle se erigió muy recientemente y las tradiciones animistas pre-cristianas siguen bien frescas. Los límites de las áreas habitadas los marcan unas columnas sagradas de cuernos de carnero, y alrededor de cada pueblo se vallan unos pradillos donde los hombres celebran los rituales de fertilidad. En verano, es tarea de los chicos que juegan alrededor de estos cercados impedir que las mujeres turistas entren en el área sagrada, pues de hacerlo se desencadenarían nefastas consecuencias.
La ciudad central del valle es Omalo, un conjunto disperso de granjas centenarias alrededor del castillo de Keselo, con sus cinco torres. En su día la fortaleza que se eleva impresionante bajo la cresta blanca de las montañas fronterizas de Daguestán resistió incluso el asalto del ejército mongol.
El otro centro de Tusheti, el pueblo medieval de Dartlo, queda a unos quince kilómetros –una hora en todoterreno– hacia el oeste de Omalo, en el valle del río Pirikita Alazani. Sobre el pueblo se eleva el Monte Dartlo, de 4300 metros en cuya cima se engarza la triple frontera de Chechenia, Daguestán y Georgia y a través de cuyos pasos los ladrones de Daguestán invadían Georgia durante siglos. Contra ellos construyeron la fortaleza de Dartlo y las torres de vigilancia imitando del estilo del enemigo checheno e ingush, con esa estructura de forma cónica y el estrecho tejadillo de pizarra que vemos en el lado norte del Cáucaso, en lugar de las torres georgianas de paredes rectas presentes en Svaneti. Junto al pueblo, al otro lado del arroyo para que los muertos no se mezclen con los vivos, se encuentra el cementerio de lápidas desnudas, sin inscripciones, según la antigua costumbre caucásica. Las casas se están restaurando cuidadosamente, hasta han abierto un elegante pub al estilo antiguo de Tusheti. Los tush, aunque hayan bajado a residir en los valles, parecen tener estos riscos como su auténtico hogar materno por más que ahora ya solo pasen aquí el verano.
Siempre programamos algún viaje a Tusheti y las regiones georgianas vecinas. Si quieres que estar al tanto y venir algún día con nosotros, escríbenos a wang@studiolum.com.
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