29 enero, 2012

Bienes familiares



«Como todos los Fillyjonks, también ella estaba rodeada de un buen montón de baratijas. Pequeños espejos y fotos de familia sobre terciopelo en marcos de concha, gatitos de porcelana y Hemulens sobre manteles de encaje, dichos de oro bordados en preciosa seda o plata, pequeñas copas y encantadoras cubreteteras —cierto, todo este tipo de cosas que hacen la vida más fácil, menos peligrosa y menos deprimente».
Tove Jansson: “The Fillyjonk who believed in disasters” (en Det osynliga barnet och andra berättelser, 1962)

Los fotografos de Beijing 黄庆军 Huáng Qìngjūn (1971) y 马宏杰 Mă Hóngjié (1963) han estado recorriendo durante años casi toda China intentando convencer a una familia en cada provincia —cosa que, dicen, no ha sido tarea fácil— de que expusieran sus propiedades delante de la casa y se colocaran entre ellas, y de que les dejaran sacar luego una foto del conjunto.


No sabemos si también sugerían cómo organizar los objetos. De no ser así, es sorprendente cómo se repiten patrones similares en la presentación de las propiedades, desde la estepa de Mongolia Interior hasta las aldeas Miao y desde las montañas de Sichuán hasta el estuario del Yangtzé. Las disponen en una amplia línea frontal, para hacer bien visible el mayor número e intentando, y casi siempre consiguiendo, que quepan en una única hilera. Normalmente no las apilan, sino que las presentan una por una, del mismo modo como las adquirieron. La familia está casi siempre sentada o de pie en el medio. Es así incluso en las dos o tres excepciones en que se desplazan hacia la casa como centro. En los casos en que tienen reservas de alimentos, sacos de arroz, maíz, las ponen en primer plano como símbolo de abundancia. Así como a los animales.


Viendo las fotos, la primera impresión es «he aquí todo esto». Aquí tenemos todos los objetos que rodean a estas personas desde su nacimiento hasta su muerte, las cosas cuya presencia esperan y necesitan encontrar en su lugar correspondiente, repartidas dentro o fuera de la casa. Su peso como entidad conjunta, como si se tratara de un miembro más de la familia, solo ha de advertirse de manera clara en el momento de mudar de domicilio, o cuando se ven en la calle.


La segunda impresión es: «¿esto es todo?» ¿Se puede pasar la vida con estos pocos bienes? No hace mucho, en un hogar campesino se contaban unos quinientos objetos, la mayoría de uso cotidiano. En nuestro mundo industrializado nos sumimos en hasta cien veces más objetos por hogar. No importa lo mucho que deseemos una vida más simple ni que queramos eliminar todas las fruslerías innecesarias de nuestro entorno: un grupo de objetos de uso cotidiano reducido a tal extremo significaría para nosotros pobreza, y sin tener en cuenta la condición de las casas.

Sin embargo, los dos fotógrafos destacan en los textos con que acompañan su trabajo cómo nos encontramos ante un increíble avance en la riqueza de una inmensa mayoría de familias chinas, que ahora pueden poseer tantas cosas. Para ellos, dicen, esta exhibición es la prueba de las oportunidades y el progreso sin ataduras que les ha traído el Partido después de tantas décadas de promesas. A menudo olvidamos la distancia que separa nuestros puntos de vista.



26 enero, 2012

La República del Otro Lado del Río



No es la de Transnistria sino una mucho menor y ciertamente mucho más acogedora. Esta república se ha establecido más allá del pequeño río de Vilnius, en el antiguo gueto repoblado, tras la deportación de los judíos, primero por marginados y por los más pobres de la ciudad y luego, desde los setenta, por un creciente número de artistas bohemios y de pocos posibles. Son ellos los que proclamaron en 1997 la República de Užupis (del otro lado del río), con su propio presidente, obispo y embajador en Moscú, y dotada nada menos que de cuatro banderas.


Según la leyenda acerca de la fundación de la República, una vez que hubieron retirado la estatua de Lenin, el pedestal vacío espoleó el sentido estético de los artistas, que unieron sus fuerzas para colocar allí, en el mejor estilo del realismo socialista, una estatua de Frank Zappa. Esta iniciativa despertó tan vivamente sus conciencias que tomaron una solemne decisión: independizarse de Lituania ya que se había desinteresado por completo de aquel barrio desolado, y forjar su propio destino con las manos. Sea como fuere, ahora el símbolo del estado independiente es la estatua del ángel que erigieron en la calle mayor en 2002. Es esta la imagen que ha dado finalmente el nombre oficial al nuevo estado: República del Ángel es el sello que estampan orgullosamente en el pasaporte de todos los visitantes que entran en la taberna al extremo del puente, sobre la misma orilla del río.



21 enero, 2012

SOPA negra


Representación de la Buda medieval en la Crónica de Schedel. Así era más o menos hacia 1500: a diferencia de otros grabados de Schedel, esta es una imagen fiel de la ciudadela y sus alrededores.

Vivimos días de justificada agitación mundial sobre el proyecto de ley que se presentó hace unos meses en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, la SOPA (Stop Online Piracy Act, o Acta de Cese de la Piratería en Línea). Es una ley que quizá albergue algún propósito loable en la superficie, pero lo cierto es que amenaza profundamente la existencia de la web como lugar abierto, criminalizando de manera arbitraria el flujo de conocimiento e ideas, volviendo inseguro su uso y destruyendo uno de los pocos avances socioculturales revolucionarios a escala planetaria que nos dejó el siglo pasado. Una SOPA muy negra, en suma, la que nos ponen sobre la mesa los legisladores estadounidenses. Algo como aquella μέλας ζωμός, (melas zomós, sopa negra) que cuenta Plutarco (Vida de Licurgo, 12) que preparaban los espartanos y que era tan redomadamente mala que tras haberla probado entendía por qué siempre estaban dispuestos a morir.

Miniatura turca de la ocupación de Buda por Solimán en 1541. De la crónica de Seyyid Lokman
Pero permitidnos referir cómo para nosotros la expresión «sopa negra» tiene un sentido de amenaza muy preciso y ominoso. Hungría estuvo desde los años 20 del siglo XV, tras la ocupación turca de los Balcanes, en contacto con el imperio otomano. Fue a través de este trato cuando entró y empezó a consumirse en el país el café. Se le llamaba en húngaro «fekete leves», es decir, «sopa negra».

En 1526 los turcos mataron en la Batalla de Mohács al joven rey húngaro Luis II, cuya mujer, Margarita (que luego sería gobernadora española en Flandes), era de la casa de Habsburgo. Inmediatamente, Fernando I de Habsburgo, hermano del emperador Carlos V y casado con una hermana del fallecido Luis II, reclamó su derecho al trono y fue coronado. Pero lo cierto es que también había sido coronado como Juan I de Hungría, a la vez, el voivoda de Transilvania Juan Szapolyai, que era prácticamente el único noble húngaro que mantenía un ejército poderoso.

En 1528 Juan I firmó un tratado con Solimán el Magnífico. Solimán tomó Buda en 1529, barriendo los restos del ejército imperial habsbúrgico y retirando a Fernando I hacia Viena. Acto seguido, se la entregó a Juan I. De este modo, Hungría se mantuvo en un estado de semiindependencia hasta la muerte de Juan I.

Grabado del s. XVII de Buda, donde ya se ve también la primitiva Pest. Ambas bajo dominación turca

El rey húngaro murió en 1540 dejando un único hijo recién nacido, Juan Segismundo —que luego sería el primer príncipe de Transilvania—. Al enterarse de la muerte de Juan I, Fernando de Habsburgo armó de nuevo el ejército y marchó a reclamar sus antiguos derechos. También partió hacia Buda Solimán, feroz enemigo de la Casa de Austria. Los nobles y señores húngaros, nerviosos frente a la proximidad de dos grandes ejércitos con los que no podían terciar, sin posibilidades de negociar tampoco la continuidad en el trono del rey recién nacido pero, de hecho, comprometidos con Solimán, decidieron mantenerse fieles al turco.

Vista aérea de Buda con el lugar preciso en que plantó la tienda Solimán, en el cruce
de las calles de Logod y Bugat, al pie de las murallas y donde estaba la destruida

aldea de Logod. En el punto rojo están los restos de la iglesia medieval.
En el azul la iglesia de la Virgen, convertida en mezquita.
Ver en Google Maps.

A los pies de la fortaleza de Buda, en la pequeña aldea de Logod, plantó Solimán su rica tienda e invitó enseguida a la reina viuda (hija del rey Segismundo I de Polonia) y a los más altos personajes de la corte a un solemne banquete. Mientras comían y bebían, los soldados turcos se iban infiltrando subrepticiamente y de manera al parecer pacífica en las calles de la ciudadela, como meros visitantes curiosos. Cuando el número de soldados fue suficiente, les bastó con despachar a la guardia húngara y, tirando abajo la cruz de la iglesia de Santa María, colocaron en su lugar la media luna que llevaban oculta. De inmediato, un muecín empezó a cantar el primer rezo (el mihrab aún se ve hoy en día en la pared del santuario de la iglesia). Los nobles y barones al oírlo —estaban a menos de cuatrocientos metros de la iglesia: hay una marca del s. XVII que indica el lugar exacto— intentaron salir corriendo hacia Buda. El sultán, como si nada ocurriera, les dijo sonriendo: «Pero a dónde van, a dónde van tan rápido... Si aún tenemos que tomar la sopa negra...». Y tomaron pausadamente el café. Y tras haberlo tomado, Solimán envió a la reina y al infante heredero, con un grupito de cortesanos, a Transilvania, entregándosela como principado independiente —pero vasallo—, y reservó para sí el centro de Hungría como un nuevo vilayato con centro en Budin. Casi toda la aristocracia fue presa y trasladada a Estambul, donde acabó sus días en la Yedikule («las siete torres»), y allí se ve ahora una placa conmemorativa. Desde entonces, la «sopa negra» (fekete leves) significa en húngaro: «espera lo peor».

División de Hungría después de 1541, y fundación del vilayato de Budin con aspecto de cuña
que se adentra en el país. La parte occidental quedó para siempre en manos de los
Habsburgo; y la parte oriental, por acuerdo con Fernando, en manos de Juan
Segismundo, príncipe desde entonces del Principado de Transilvania
(1571),  heredado al poco tiempo por István Báthory.

Y ahora, gracias a que Internet es libre, también tú, si has leído hasta aquí, acabas de descubrir cómo la historia carga de sentido todas las expresiones. No nos gusta nada esta SOPA negra de los políticos americanos. Es negra como boca de lobo.

Mujer turca tomando café. Pintor anónimo, Museo de Pera, Estambul

Juego de sombras



«Estoy sentado en el patio, esperando a mi amigo para felicitarle por su hijo recién nacido.
La casa antigua, el patio oscuro, un sofá en el patio. Mi amigo aparece en el vano de la puerta, con una cuna en la mano.
La cuna está cubierta de terciopelo granate, bordado en oro.
Ajusto la luz, presiono el botón de la cámara. En este momento, un turista chino pasa corriendo por la calle ante la puerta abierta. La foto se completa con él.
En fotografía es importante no buscar el tema, sino ser capaz de verlo. Por lo menos así lo pienso yo. No me gustan las fotos inventadas.
No me gusta cuando los fotógrafos locales basan sus fotos en la etnografía, cuando tratan de incluir al menos un minarete, un burro, un camello, una mujer en traje típico y con un niño en brazos, y todo eso.»

Anzor Bukharsky desde Samarkanda.





19 enero, 2012

Sant Sebastià


Mallorca, card with ascetic practices foreseen for the day of San Sebastián
Hemos encontrado este papelito en un viejo libro de una biblioteca mallorquina. La letra tiene toda la traza de ser del siglo XVII.

J[esus] + M[aría]
día 20 de enero
festividad de los santos Fabián y Sebastián, mártires
hacer cada día los siete actos de amor al prójimo
dejar de una vez el vino
rezar para alejar el hambre, la peste y la guerra

No sabemos si esta nota es una lista de las penitencias impuestas por el confesor o un recordatorio de tareas ascéticas para uso personal que, de haberse escrito hoy, tal vez iría a adherirse con un imán en la puerta de la nevera.

Debe ser más bien lo segundo, pues no se trata de obligaciones claramente penitenciales —y menos teniendo en cuenta las costumbres de la época—. La más dura, ciertamente, es «semel relinquere vinum», pero suena como un vago deseo de dejar de beber demasiado y, de hecho, también podría traducirse por «dejar de beber vino una vez al día». Mal momento ha elegido este buen hombre para enunciar sus propósitos, pues la fiesta de san Sebastián en Palma significa beber vino para acompañar todo tipo de carne a la brasa, hecha en los fuegos callejeros. ¿O quizá la escribió al poco de acabar la fiesta, al dictado de su mala conciencia?

Por el libro donde la encontramos y su tono general, esta nota pudo haber sido escrita, para sí mismo, por un clérigo mallorquín del s. XVII, similar a los que vemos en este grabado. Sacerdotes mallorquines.
De Die Balearen, del Archiduque Luis Salvador de Austria.


Con todo, las oraciones (contra las tria mala Davidica —las tres plagas de David—, Salmos, 91.5-6) sí que cuadran con la fiesta del patrón de Palma que una vez libró a la ciudad de la peste. San Sebastián suele estar presente en este tipo de rogativas así como en las columnas votivas que adornan tantas plazas en las ciudades de Centroeuropa, normalmente en compañía de san Roque.

Holy image with the Holy Trinity, Saint Sebastian, Saint Rochus, Saint Rosalia and the Zacharias-cross, Hungary, around 1710Estampa protectora de la peste, con las figuras de la Santísima Trinidad, santa María «Stella maris», san Sebastián, santa Rosalía, san Roque y la llamada Cruz de Zacarías. Győr (Hungría), c. 1710. De Zoltán Szilárdfy, Barokk szentképek Magyarországon (Imágenes sagradas del Barroco en Hungría, 1984).

Pero la sangre fenicia que corre por Mallorca también se revela en esta nota. En su reverso hay una suma apresurada donde se diría que el 15 ha sido hábilmente escamoteado de un total que debería dar 495 y no 480 (ignoramos los signos de arriba, pues no parecen formar parte del cálculo).

Mallorca, backside of the card with ascetic practices foreseen for the day of San Sebastián: mathematical addition
En ocasión de la fiesta de san Sebastián, deseamos felicidad a todos, todo tipo de bendiciones, una conveniente dosis de ascetismo y que haya siempre abundante vino de esta isla para todos sus mercaderes fenicios, piratas púnicos, honderos descalzos, orfebres y cartógrafos judíos, curtidores árabes, sin olvidar a los chinos descendientes de aquellos marinos de la flota del almirante Zhen He que recalaron en Sineu en 1421.

18 enero, 2012

Lanzado al viento



Что бежал заюшка по белу свету,
По белу свету да по белу снегу.
Он бежал, косой, мимо рябины дерева,
Он бежал, косой, рябине плакался.
Huía un gazapo por el blanco mundo,
por el blanco mundo, por la blanca nieve.
Huía el gazapo debajo del serbal,
huía, y debajo del serbal lloraba:


У меня ль, у зайца, сердце робкое,
Сердце робкое, захолончивое.
Я робею, заяц, следу зверьего,
Следу зверьего, несыта волчья черева.
¡Ay, que tengo, tengo el corazón cuitado,
corazón cuitado que se asusta mucho!
Soy gazapo y tengo miedo de las fieras,
de las fieras crueles y del vientre del lobo.


Пожалей меня, рябинов куст,
Что рябинов куст, краса рябина-дерево.
Ты не дай красы своей злому ворогу,
Злому ворогу, злому ворону.
Ten, hermoso serbal, piedad del gazapo,
ampárame, serbal, con tus bellas ramas.
No des tu belleza al mal enemigo,
al mal enemigo, al malvado cuervo.


Ты рассыпь красны ягоды горстью по ветру,
Горстью по ветру, по белу свету, по белу снегу,
Закати, закинь их на родиму сторону,
В тот ли крайний дом с околицы,
Esparce a puñados tus bayas al viento,
en el blanco mundo y en la nieve blanca,
haz que rueden lejos, a mi amada tierra,
a la última casa que está junto al bosque


В то ли крайнее окно да в ту ли горницу,
Там затворница укрывается,
Милая моя, желанная.
Ты скажи на ушко моей жалёнушке
Слово жаркое, горячее.
La última ventana y la alcoba aquélla
una prisionera allí está escondida,
es el amor mío, la que yo más quiero.
Y di tú al oído de la pobrecilla
cálidas palabras, palabras ardientes.


Я томлюсь во плену, солдат-ратничек,
Скучно мне, солдату, на чужбинушке.
А и вырвусь я из плена горького,
Вырвусь к ягодке моей, красавице.
Soldado de guerra, en prisiones vivo.
Soldado, estoy triste en tierras lejanas.
Pero huiré muy pronto de mi amarga cárcel,
huiré hasta ese serbal que es la amada mía.

Boris Pasternak: El Doctor Zhivago, 12.6. traducción de Fernando Gutiérrez
fotos: Irina Makushina

17 enero, 2012

Deià



Deià y la Serra de la Tramuntana. Para un mapa más detallado id aquí
Cuando el Archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915) en su Die Balearen in Wort und Bild geschildert llega hasta Deià, se entrega rendido al paisaje: «Ultimamente se están construyendo casas muy hermosas; En Deià hay un tono de bienestar general, no hay pobres, sino que cada uno posee su propia casa y su pedazo de terreno. […] En la parte baja estos montes están poblados por olivos y algarrobos, más arriba por encinas y pinos y en la cumbre son, sin embargo, rocosos y pelados, de forma que con razón puede decirse que nada en la tierra muestra tan bien y de forma tan armoniosa los contrastes como el paisaje que aquí se presenta ante los ojos. En medio del bosque hay viviendas medio escondidas, tranquilas y apartadas del mundo».

En invierno Deià se arrebuja en un hueco de la Serra de Tramuntana, que la separa del interior de la isla, y mira al mar con las espaldas guardadas por las escarpaduras frías del Teix (1.064 mt). Como Estellencs, Banyalbufar o Sóller, Deià se cierra en un valle con la obligación de ser autosuficiente: la tierra cultivable se sostiene en trabajosos bancales, hay manantiales, y olivos y frutales y buen clima. Pero su apertura al mar es una invitación permanente a las invasiones. Así ha sido siempre: piratas árabes, piratas cristianos, naves turcas, corsarios de toda laya. Y turistas.

Uno de los tres molinos de agua que había funcionando en Deià en tiempos
del Archiduque Luis Salvador. Grabado de Die Balearen

Llegando desde Valldemossa, tras dejar atrás la Ermita y los restos de la atalaya del Castell des Moro, en un recodo de la carretera se abre de repente el valle mostrando en su centro la silueta de Deià retrepada sobre «Es Puig». Aquí estaba el núcleo fortificado de la población árabe original, الديا al-Daiā (es decir, el pueblo; con la misma raíz que aldea): como no había otra alrededor bastaba con nombrarla así... Razones similares hacen que Palma sea aún llamada «Ciutat» por los habitantes de los pueblos de la isla. En lo más alto del Puig, la torre de la pequeña iglesia de origen medieval, recortada contra los riscos del fondo, nos recuerda el paisaje de algún pueblo fortificado en los Cárpatos transilvanos.




Entramos en las calles del pueblo en un enero cálido. Los almendros empiezan a florecer y aún hay muchas naranjas.




La calle sube serpenteando hasta la iglesia desde la Font de Sant Joan. La flanquea el viacrucis del Puig, con cada estación donada y mantenida por una familia local desde el siglo XVIII.



Aún no han quitado los carteles navideños del Cant de la Sibiŀla. Este año en que la Sibil·la ha sido
designada patrimonio de la humanidad por la Unesco, hubo una conferencia en el pueblo.
Aquí se puede escuchar la grabación de Jordi Savall y Montserrat Figueras



El cementerio está al lado de la iglesia, separado por una puerta de madera entreabierta que invita a visitarlo. Muchas generaciones descansan aquí mirando al mar. Quizá más de un linaje con sangre corsaria.


Todavía tienen el Belén montado en la iglesia. Algunas iglesias de Mallorca lo dejan expuesto, más allá de Epifanía, todo el año; otras lo mantienen hasta San Antonio (17 de enero) o, en Palma, hasta que acaben las fiestas de San Sebastián (21 de enero).




Pero este Belén de la iglesia de Deià es una miniatura del propio pueblo, con el Puig y la iglesia, y con los Reyes de Oriente descendiendo desde el Castell des Moro. El pueblo trascendido se ilumina bajo las estrellas (neules) recortadas por las manos del pueblo terrenal.


Las estrellas son cristales sobre el mantel de fiesta. Recogieron
el mantel y las estrellas quedaron en el cielo

respira ahora
aspira hondo el aire de las estrellas.