Todo el mundo sabe a qué nos estamos refiriendo. Es la respuesta a la Gran Pregunta. La Vida, el Universo y Todo lo Demás. La que enunció Pensamiento Profundo, el segundo ordenador más grande del universo del espacio y del tiempo tras siete millones y medio de años de reflexión.
Hubo un momento de pausa expectante mientras los paneles de la parte delantera de la consola empezaban a despertarse lentamente. Comenzaron a encenderse y a apagarse luces de prueba que pronto funcionaron de modo continuo. Un canturreo leve y suave se oyó por el canal de comunicación.
- Buenos días –dijo al fin Pensamiento Profundo.
- Hmmm... Buenos días, Pensamiento Profundo –dijo nerviosamente Loonquawl–, ¿tienes... hmmm, es decir...
- ¿Una respuesta que daros? –le interrumpió Pensamiento Profundo en tono majestuoso–. Sí, la tengo.
Los dos hombres temblaron de expectación. Su espera no había sido en vano.
- ¿De veras existe? –jadeó Phouchg.
- Existe de veras –le confirmó Pensamiento Profundo.
- ¿A todo? ¿A la gran pregunta de la Vida, del Universo y de Todo?
- Sí.
Los dos hombres estaban listos para aquel momento, se habían preparado durante toda la vida; se les escogió al nacer para que presenciaran la respuesta, pero aun así jadeaban y se retorcían como criaturas nerviosas.
- ¿Y estás dispuesto a dárnosla? –le apremió Loonquawl.
- Lo estoy.
- ¿Ahora mismo?
- Ahora mismo –contesto Pensamiento Profundo.
Ambos se pasaron la lengua por los labios secos.
- Aunque no creo –añadió Pensamiento Profundo– que vaya a gustaros.
- ¡No importa! –exclamó Phouchg-. ¡Tenemos que saberla! ¡Ahora mismo!
- ¿Ahora mismo? –inquirió Pensamiento Profundo.
- ¡Sí! Ahora mismo...
- Muy bien –dijo el ordenador, volviendo a guardar silencio.
- ¡Del Universo...! –exclamó Loonquawl. Los dos hombres se agitaron inquietos. La tensión era insoportable.
- ¡Y de Todo...!
- En serio, no os va a gustar –observó Pensamiento Profundo.
- ¡Dínosla!
- De acuerdo –dijo Pensamiento Profundo-–. La Respuesta a la Gran Pregunta...
- ¡Sí...!
- de la Vida, del Universo y de Todo... –dijo Pensamiento Profundo.
- ¡Sí...!
- Es –dijo Pensamiento Profundo, haciendo una pausa.
- ¡Sí!
- Es...
- ¡¡¡ ¿Sí...? !!!
- Cuarenta y dos –dijo Pensamiento Profundo, con calma y majestad infinitas.
Pasó largo tiempo antes de que hablara alguien.
Con el rabillo del ojo, Phouchg veía los expectantes rostros de la gente que aguardaba en la plaza.
- Nos van a linchar, ¿verdad? –susurró.
- Era una misión difícil –dijo Pensamiento Profundo con voz suave.
- ¡Cuarenta y dos! –chilló Loonquawl–. ¿Eso es todo lo que tienes que decirnos después de siete millones y medio de años de trabajo?
- Lo he comprobado con mucho cuidado –manifestó el ordenador–, y ésa es exactamente la respuesta. Para ser franco con vosotros, creo que el problema consiste en que nunca habéis sabido realmente cuál era la pregunta.
Douglas Adams: Guía del autoestopista galáctico
Sin embargo, el juego de la oca del que hablamos hace un tiempo, finalmente parece darnos la interpretación correcta del cuarenta y dos y, por tanto, la clave de la Gran Pregunta de la Vida, el Universo y Todo lo demás.
Recientemente hemos editado para la Editorial Europa la versión húngara de Il Libro dei labirinti, de Paolo Santarcangeli, publicado por primera vez en la década de 1970, pero luego reeditado de nuevo con adiciones del autor, más ilustraciones y prólogo de Umberto Eco (en español, por la editorial Siruela, 1997).
Este libro repasa la historia del laberinto sin perdonar ninguna de sus ramificaciones y callejones sin salida. Y al llegar al Renacimiento y discutir la relación del tema con los juegos más populares de la época, incluyendo los turf-mazes ingleses (laberintos de hierba) y el «noble juego de la oca», de pronto el número 42 destella como el letrero gigante de neón que surge de la oscuridad al principio de una película de Hollywood:
Pues bien, hay un punto sobre el que nos gustaría llamar la atención. Por añadidura al aspecto ya «psíquicamente» laberíntico del juego, este posee una característica sorprendente para el tema que aquí nos ocupa: la casilla 42, considerada singularmente peligrosa en casi todas las versiones del juego, es la casa del laberinto; mejor dicho, por usar la debida fórmula técnica, el laberinto es «diseño de casa» en el número 42.
Pero por qué precisamente la casilla 42.
El juego de la oca, el primer juego de mesa europeo, apareció a finales del siglo XV en Florencia, en la corte de Lorenzo el Magnífico. Aquí estuvo también el origen del primer juego de cartas, con un gran impacto en la iconografía del Renacimiento, mencionado varias veces en la primera edición crítica (a cargo de Tamás Sajó) de la Iconología de Cesare Ripa (1593), la primera enciclopedia de la lengua simbólica del Renacimiento. Santarcangeli, así, supone que el simbolismo numérico de ambos juegos se explica mutuamente.
La baraja de Lorenzo el Magnífico se compone de 42 cartas numeradas, cada una representando una alegoría. El naipe número 21, donde termina la primera mitad de la baraja es una representación habitual del mundo, el cosmos o la madre naturaleza en forma de mujer desnuda, con el orbe bajo sus pies, cosa que también indica su naturaleza inestable e impredecible. Sin embargo, la imagen del último número de los naipes, el cuadragésimosegundo, a primera vista no es tan clara. Por ello acudimos a la interpretación de Santarcangeli. Dice,
... figura un paseante al borde de un precipicio. Vuelve la vista atrás porque está aterrorizado. Ante él, pero separado por el abismo, hay un castillo. Es el hombre que ha topado con las dificultades del camino. La carta advierte que no se ha de ceder a las vacilaciones y los titubeos.
Representación de ambos símbolos en un emblema: «El Alma Cristiana en el Laberinto del Mundo». Grabado
de Boethius von Bolswart (1580-1634) en Pia Desideria de Hugo Hermann, (1624),
uno de los libros de emblemas más populares y reeditados.
de Boethius von Bolswart (1580-1634) en Pia Desideria de Hugo Hermann, (1624),
uno de los libros de emblemas más populares y reeditados.
Así pues, el significado de la casilla 42 es el laberinto peligroso del mundo. El del naipe 42, su equivalente, es el de persistencia en un lugar determinado, esfuerzo por las cosas realmente importantes. Y su valor es exactamente el doble que el del mundo inestable. Esto es, entonces, la Vida, el Universo y Todo lo Demás, y la Respuesta que le corresponde.
No podríamos dar a nuestros lectores una respuesta más justa para este Año Nuevo que tantas luchas promete.
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