26 abril, 2011

Tarde de domingo en Lucca


Esta nota permanece en un muro de Lucca desde Navidad: «La Banca del Monte de Lucca desea una buena Navidad y feliz Año Nuevo a todos los clientes que ha arruinado»

Hace poco contábamos cómo los pisanos, en su ataque a la Mallorca musulmana del año 1114, se llevaron de la mezquita de Medina Mayurqa las dos columnas de pórfido rojo que hoy adornan la puerta principal del baptisterio de la Catedral de Florencia. Los pisanos regalaron estas columnas a Florencia en agradecimiento por el rigor con que los florentinos habían defendido Pisa de cualquier intento de agresión de la vecina Lucca. Lo cierto es que en aquellos años los pisanos salían a menudo de sus fronteras, sobre todo por mar, y emprendían aventuras de las que volvían cargados con abundantes botines. No así los de Lucca, que prefirieron labrar su fortuna (enorme) con las artes de la diplomacia, la astucia, la industria (de seda, sobre todo), las finanzas y hasta la especulación monetaria. La ceca de Lucca es la única que se ha atrevido a acuñar en una moneda de uso corriente el retrato de Cristo (veremos la razón), y sus monedas sirvieron a menudo de valor de referencia en toda la Europa medieval y renacentista —así lo revelan frases hechas como esta: «È d'oro di Bologna, che a passar da Lucca si vergogna» (es de oro de Bolonia, que al pasar por Lucca se avergüenza).


Otro ejemplo de botín del ejército pisano lo tenemos en su participación en la Primera Cruzada. Volvieron a su ciudad con las preciadísimas reliquias de San Nicodemo, que hoy se conservan en la Catedral de Pisa —San Nicodemo fue aquel miembro del Sanedrín del que cuenta el Evangelio de Juan su conversión al cristianismo y su colaboración con cien libras de mirra y áloe en el embalsamamiento del cuerpo de Cristo—. Sin embargo, los habitantes de Lucca no necesitaron moverse de su segura y tranquila ciudad a las riberas del Serchio para obtener, por los mismos años, mejores reliquias aún.  Esta es, en resumen, la historia, más o menos tal como la cuenta el De inventione, revelatione ac translatione Sanctissimi Vultu:
Tras haber ayudado Nicodemo a José de Arimatea a desclavar a Cristo de la cruz y preparar el cadáver para el entierro, quiso hacer una escultura en madera que preservase su recuerdo directo del cuerpo y el rostro de Jesús. Talló el cuerpo pero dudaba y no se atrevía a emprender la talla de la cabeza. Cansado y pesaroso por la dificultad y el compromiso de la tarea, se quedó dormido. Mientras descansaba, unos ángeles acabaron la labor. Se cuenta que al morir Nicodemo (parece que martirizado), el crucifijo permaneció olvidado durante generaciones, escondido en lo profundo de una cueva. Un ángel se apareció al buen obispo Subalpino y le dijo que se dirigiera al Monte Cedron, donde encontraría la escultura en una gruta. El ángel le ordenó también que construyera inmediatamente un tabernáculo en forma de nave, pusiera el crucifijo en su interior y lo lanzara al mar, pues Dios lo llevaría a su destino. Cuando el obispo dejó la nave sobre las olas, se levantó un viento suave y de extraordinario aroma, como si todas las especias de la tierra se hubieran reunido. Llegó así la nave hasta las costas toscanas, donde fue avistada por unos barcos genoveses que intentaron abordarla. La persiguieron de aquí allá durante días sin poder acercarse nunca lo suficiente. Al final, se encontraron vagando frente al puerto de Luni. Durante algunos días más intentaron atrapar la nave–tabernáculo sin éxito. El obispo de Luni ofreció entonces una fuerte recompensa a quien lo consiguiera. Todo fue en vano. Mientras tanto, el obispo de Lucca recibió la visita de otro ángel. «Reúne a la gente —le dijo— y ve con ellos a la playa de Luni a recibir el presente que Dios te envía. Y no dejes de ser generoso con el obispo de Luni cuando veas lo que hay en el interior de la cruz.» En definitiva, cuando el buen obispo de Lucca con su comitiva llegó a Luni, donde los marineros de allí yacían exhaustos, lo primero que hizo fue arrodillarse y rezar en la arena. De pronto, un aire perfumado como si se hubieran juntado todas las flores del mundo hizo arribar ante él la embarcación. Con sus propias manos la sacó del mar como si pesara menos que una pluma, desarmó sus cierres herméticos y encontró en el tabernáculo la Vera Cruz y la Santa Faz tallada por San Nicodemo con ayuda de los ángeles. Buscó luego en el interior de la cruz y halló un pergamino con la historia de su elaboración y otro con la historia de su descubrimiento por el obispo Subalpino. Y también un fragmento de la corona de espinas, un retal de las vestiduras de Cristo, un clavo de la crucifixión, un frasco con sangre de Cristo y el santo sudario. El obispo de Lucca entregó el frasco de sangre al obispo de Luni. Pero, como era de esperar, no bastó para zanjar las discusiones sobre la propiedad del resto de objetos venerables. El obispo de Lucca propuso entonces que, tal como había ocurrido hasta entonces, decidiera Dios. Pusieron el tabernáculo y todo su contenido en un carro tirado por dos bueyes blancos. Las bestias emprendieron sin titubear el camino de Lucca y no pararon hasta llegar a la puerta de la iglesia de San Martino. Y así el Volto Santo es desde entonces símbolo y eje religioso, origen de las grandes fiestas de Lucca y, como dijimos, hasta la cara (a veces el reverso) de las monedas de la ciudad de Lucca.
Pero resulta que en Cataluña podemos oír la misma historia. En el pueblo de Balaguer sostienen que son ellos quienes guardan el Cristo de Nicodemo: llegó flotando desde Beirut, donde estaba oculto, hasta el Delta del Ebro, subió por el río y siguió subiendo por el Segre arriba hasta llegar a Balaguer. En este caso, Dios solo permitió que fuera la abadesa de las clarisas quien lo sacara del agua y lo guardara en la iglesia. Quizá esta anécdota esconde una diferencia entre Italia, que siempre ha sabido explotar desde todos los ángulos posibles su imagen y sus recursos simbólicos, y España —en este caso Cataluña— donde hay una mayor tendencia a guardarse las cosas, a cerrarse, a mantener siempre puntos de reticencia y, en definitiva, a quedar a lo largo de la historia un par de escalones por detrás de Italia. La prueba es la gran fama del Volto Santo de Lucca frente al Cristo de Balaguer, que apenas lo conocen los pueblos de la comarca.

Objetivamente, Lucca siempre merecerá una visita. Incluso en la masiva fiesta de
La Luminara, en septiembre, en honor de Volto Santo. Nosotros estuvimos
hace un par de semanas, una tarde cualquiera de domingo.





23 abril, 2011

El drama de la Pasión




Bach: La Pasión según san Mateo. Coro introductorio y coral. Wiener Singverein, Herbert Karajan (1972)

Kommt, ihr Töchter, helft mir klagen,
Sehet – Wen? – den Bräutigam.
Seht ihn – Wie? – als wie ein Lamm.
Sehet – Was? – seht die Geduld,
Seht – Wohin? – auf unsre Schuld;
Sehet ihn aus Lieb und Huld
Holz zum Kreuze selber tragen.

O Lamm Gottes unschuldig
Am Stamm des Kreuzes geschlachtet,
Allzeit erfund’n geduldig,
Wiewohl du warest verachtet.
All Sünd hast du getragen,
Sonst müßten wir verzagen.
Erbarm dich unser, o Jesu!
Venid hijas, compartid mi lamento:
¡Es él! –¿Quién? –El novio.
¡Mirad! –¿Qué? –El cordero de Dios.
¡Ved! –¿Qué? –Su paciente sufrir.
¡Mirad! –¿Adónde? –A nuestros pecados.
Miradlo bien. Por amor a nosotros
Lleva él mismo la cruz.

Oh, cordero de Dios inmaculado,
Aquí sacrificado en la cruz
Sereno y siempre paciente
Aunque despreciado y torturado con crueldad.
Todos los pecados lleva por nosotros
que de otro modo moriríamos desesperados.
¡Ten piedad de nosotros, oh, Jesús!


Los habitantes de Oberammergau, en Baviera, hicieron en 1633 una promesa: si sobrevivían a la peste, todo el pueblo cada diez años por Viernes Santo representaría la Pasión de Cristo. La promesa aún se mantiene. El año pasado, en 2010 los dos mil habitantes del pueblo representaron la Pasión ante casi seiscientos mil (!) espectadores.


Ya durante el Barroco tallaban relieves y grabados con imágenes del espectáculo para que los visitantes pudieran llevárselos como recuerdo. Y con la aparición de la fotografía empezaron a hacerse postales al mismo fin. El primer registro fotográfico es de 1870. Por entonces, el estilo más popular de las imágenes era el de tarjetas de visita de los santos personajes.




Estas fotos, tomadas entre 1870 y 1950 las publicó one-way en noviembre del año pasado y nosotros las archivamos para publicarlas hoy, en los días de la Pasión.


En 1890 los personajes se retrataron en formato de estudio, al igual que diez años después, en 1890 (abajo).


Es interesante observar el cambio de escenario. Mientras que la representación de 1870 tenía como fondo una Tierra Santa orientalizante, característica de aquellos años, con el cambio de siglo parece imponerse un aire de pintura renacentista, también en consonancia con los gustos de la época.









La puesta en escena de 1910 refleja claramente el vestuario teatral de aquellos años.



Y en 1950 vemos el influjo del cine de Hollywood, tanto en el escenario y la disposición como en la expresión de los rostros. Aunque quizá fuera por sugerencia del fotógrafo de LIFE, que no pudo evitar interpretar la representación con ojos americanos.





El año pasado en la exposición del famoso fotógrafo húngaro Károly Escher en la Biblioteca Nacional de Hungría podía verse una gran colección de fotos de los años 40 del drama de la Pasión que montan de manera similar los habitantes alemanes procedentes de la ciudad de Budaörs / Wudersch en las proximidades de Budapest. La imagen más hermosa es la de unos actores vestidos de judíos y romanos tomándose un helado con parte del público. Queríamos publicar algunas de estas imágenes en paralelo con las de esta entrada y por eso las pedimos a los organizadores de la exposición, pero aún no nos han llegado. Será el año que viene.


Mientras tanto, podéis dar una vuelta por la Passió d'Esparraguera. La Processó de Verges, la Passió d'Olesa de Montserrat, la Passió de Cervera, o la Passió d'Ulldecona, simplemente por no salir del ámbito catalán.

Personajes de la Passió d'Esparraguera el año 1906.

19 abril, 2011

Éxodo


Hoy es el día de Pascua para los judíos, día de la celebración del Éxodo, la salida de Egipto hacia el Mar Rojo, al Oriente. En dirección opuesta, en el Desierto Occidental, al borde del oasis de al-Jarga y solo a 1,5 km del Templo de Hibis (único templo persa conservado en Egipto) se encuentra una de las necrópolis cristianas más antiguas, Bagawat.


Sobre el cerro de Guebel el-Teir se extienden, en ocho grupos de tumbas, los restos del gran cementerio de Bagawat. Debió estar en uso ya hacia el siglo III pero creció cuando se asentó alrededor del oasis de al-Jarga una comunidad cristiana de nestorianos. Y hay construcciones todavía del siglo VIII.



Parece ser que Nestorio (c. 386 – c. 451), condenado como hereje en el Concilio de Éfeso y depuesto como Patriarca de Constantinopla en el 431, acabó su días aquí después de una vida agitada. Una incursión de blemios (blemias o blemitas) le hicieron prisionero, ya anciano, y no pudo resistirlo. Es muy probable que lo enterraran en Bagawat.


No ha de extrañarnos que Nestorio no resistiera la invasión. De los blemios y otros temibles habitantes de esta zona de África había hablado así Plinio:
Algunos han situado en medio del territorio deshabitado a los atlantes, y junto a él a los egipanes, medio fieras, a los blemias, ganfasantes, sátiros e himantópodas. Los atlantes, si creemos lo que cuentan, son una degeneración de las costumbres humanas. En efecto, entre ellos no existe el empleo de nombres propios y contemplan reunidos, con terribles imprecaciones, la salida y la puesta del sol, como algo pernicioso para ellos mismos y para sus campos, y durante el sueño no tienen las mismas visiones que los demás mortales. Los trogloditas excavan cuevas, éstas son sus casas; comen carne de serpiente y usan un silbido, no la voz: hasta ese punto carecen de la posibilidad de comunicarse con palabras. Los garamantes, carentes del matrimonio, viven sin reglas fijas con las mujeres. Los augilas adoran solo a los espíritus infernales. Los ganfasantes, desnudos y desconocedores de la guerra, no tienen trato con ningún extraño. Se dice que a los blemias les falta la cabeza, y tienen la boca y los ojos puestos en el pecho. Los sátiros no tienen ninguna costumbre humana, aparte de su figura de hombre. El aspecto de los egipanes es como se pinta generalmente; los himantópodas son una especie de cojos cuya forma de andar es reptando. Los farusios, antes persas, se dice que fueron los compañeros de Hércules cuando se dirigía a las Hespérides. Y respecto a África no se me ocurren más cosas dignas de mencionar (Plinio, Historia natural, V, 44-46)
En Bagawat dos de las capillas funerarias muestran aún en su interior el tipo de frescos que debieron tener en su mayoría. El revoque externo —seguramente blanco— que cubría los ladrillos de barro, sin embargo, lo han perdido ya todas. Por las escenas representadas en la bóveda, a una de estas dos edificaciones se la conoce, precisamente, como Capilla del Éxodo, del Pesaj, que hoy se conmemora. Son escasos los símbolos cristianos en todo el cementerio; abunda, desde luego, la cruz «anj», pronto adoptada por los coptos.

«Capilla del Éxodo. Se la considera una de las más antiguas de toda la necrópolis. Sus pinturas primitivas, que consisten en escenas del Antiguo Testamento, temas cristianos y varias cruces anj sugieren que pertenece a la primera mitad del siglo IV. Da una vívida imagen de una tumba cristiana de aquel período»







Ampliad las imágenes para ver los detalles. Hay primero algunas imágenes del Templo de Hibis,
y más abajo los frescos de la «Capilla de la Paz».



10 abril, 2011

Certezas

Tengo pruebas definitivas de que la amistad resiste el tiempo y la distancia. Incluso veinticuatro años sin apenas comunicación, como en un tango o un bolero. Todos esos años han pasado desde que nos despedimos. Ahora Jordi volvió unos días aquí, desde Cardiff donde encontró su casa y su trabajo. Durante dos días paseamos hablando y riendo como si la conversación la hubiéramos dejado ayer tarde tomando una cerveza, igual que tantas veces hace veinticuatro años. Luego se fue otra vez a Cardiff. Es probable que pase mucho tiempo hasta que nos volvamos a ver. O pocos meses. Tanto da.

Me dio su último libro de poemas. Intento una traducción.

Conjectures

Potser la mort ens sorprendrà
un migdia de llum eixelebrada
als recs eixuts.

O alguna tarda neguitosa i aspra
de vent banal a les terrasses breus.

O bé de nit, qualsevol nit,

entre els lladrucs de l’ombra.

Potser només serà
com un paissatge gèlid de la ment,
una frontera blanca on s’agrumollen
els somnis capolats.

O l’última derrota dels sentits:
un pur desistiment del cos que avui
 a penes s’anuncia.

La vida, mentrestant, ens ofereix
un embull permanent de conjectures.

Conjeturas

Quizá la muerte nos sorprenda
un mediodía atónito en la luz
de las acequias secas.

O en una tarde inquieta y desabrida
de viento insustancial en los balcones.

O puede que de noche, cualquier noche,
entre ladridos negros.

Quizá tan solo sea
como un paisaje helado de la mente,
una frontera blanca donde cuajan
los sueños triturados.

O el fracaso final de los sentidos:
la rendición del cuerpo que a estas horas
apenas se adivina.

La vida, mientras tanto, nos ofrece
un permanente alud de conjeturas.

Jordi Larios. El cop de la destral [El golpe del hacha], Barcelona, 2006.

04 abril, 2011

De Deir el-Bahari a Medinet Habu

«Solo sobrevivirán fábulas»

Templo de Hatshepsut, en Deir el-Bahari


«¿Acaso ignoras, Asclepio, que Egipto es la imagen del cielo, o lo que es más exacto, la proyección y descenso aquí abajo de todo lo que es gobernado y puesto en movimiento en el cielo? De hecho, si hemos de decir la verdad, nuestra tierra es el templo del cosmos entero. Pero, como es conveniente que los hombres prudentes conozcan de antemano el porvenir, no es lícito que ignoréis esto: un tiempo ha de venir en que parecerá que los egipcios han sido fieles en vano a la divinidad, que su piadosa mente, su atenta devoción y toda su santa veneración se revele como ineficaz y estéril. Un tiempo ha de venir en que los dioses regresen con premura de la tierra al cielo y dejen abandonado a Egipto; un país que fue sede de prácticas religiosas se verá despojado de los dioses y ya nunca gozará de su presencia; pues los extranjeros asolarán este país y esta tierra mostrando desprecio por la religión y, lo que es más grave, prohibiendo con presuntas leyes y bajo penas prescritas, toda práctica religiosa, devoción o culto a los dioses, esta sagrada tierra, sede de santuarios y de templos, se cubrirá entonces de tumbas y de cadáveres.


¡Ay Egipto, Egipto!, de tu religión solo sobrevivirán fábulas y éstas increíbles para tus descendientes, las palabras que cuentan tus piadosos hechos solo permanecerán grabadas en las piedras; tu tierra se verá invadida por el escita, el indio o cualquier otro vecino bárbaro. Los dioses volverán al cielo, los hombres, abandonados, morirán en su totalidad y entonces, oh Egipto, privado de dioses y de hombres, te convertirás en un desierto.


A ti me dirijo, santísimo río, a ti te anuncio los hechos futuros. Una avenida de sangre te llenará hasta las orillas y te desbordará, y no solo tus divinas aguas, sino todas se verán profanadas por la sangre y desbordadas. El número de muertos superará en mucho al de vivos, y al superviviente solo por su idioma se le reconocerá como egipcio, porque por sus actos parecerá diferente.


¿Por qué lloras, Asclepio? Egipto ha de verse sometido a algo más grave y mucho peor que estas cosas, peores calamidades han de mancillarlo todavía. Egipto, el en otro tiempo santo y bien amado de la divinidad, la única fundación de los dioses sobre la tierra por su piedad, maestra de santidad y devoción, se convertirá en modelo de la impiedad más extremada. Y entonces, el cosmos, ya no será algo digno de admiración ni de reverencia para unos hombres hastiados de todo. Este cosmos que es bueno, nada mejor que él puede imaginarse que hubo, hay o habrá, correrá un grave peligro y se convertirá en una carga difícil de soportar para los hombres, que despreciarán y llegarán a odiar al cosmos entero —esta obra inimitable de Dios, gloriosa construcción ordenadamente dispuesta por la múltiple diversidad de las formas, instrumento de la voluntad divina que dispensa, sin envidia, todos los dones a su obra, ensamblaje, uno y diverso a la vez, en un solo conjunto, de todo lo que puede ser considerado digno de admiración, alabanza y amor—. Los hombres preferirán las tinieblas a la luz y juzgarán más útil la muerte que la vida.


Nadie alzará sus ojos al cielo. Al hombre piadoso se le considerará demente, al impío sabio, el loco furioso será tenido por valiente y el más malvado por hobre de bien. El alma y su doctrina de que es inmortal por naturaleza o que según se tiene por cierto que ha de alcanzar la inmortalidad, según yo os he enseñado, no solo dará risa sino que será considerada una fantasía de la soberbia. Quien se consagre a la religión de la mente, creedme, será reo de pena capital. Se instituirán unos nuevos derechos y una nueva ley. Ya no volverá a oírse, ni albergará la mente humana, nada santo ni piadoso, ni nada digno del cielo y de los seres celestes.


Tras separarse, dolorosamente, los dioses de los hombres, solo quedarán sobre la tierra los ángeles malvados, esos que, unidos a los hombres, los empujan con violencia, infelices de ellos, a todo tipo de osadía malvada, a la guerra, al robo, al engaño y a todo lo que es contrario a la naturaleza del alma. Se desestabilizará la tierra, dejará de ser navegable el mar y el cielo se verá privado del curso de los astros y de la ruta de las estrellas. Enmudecerá, forzada al silencio, toda voz divina, se pudrirán los frutos de la tierra, estéril se volverá el suelo y el mismo aire languidecerá en una siniestra inacción.


En esto consistirá la vejez del cosmos: impiedad, desorden y sinrazón de todo lo bueno».
Textos herméticos. Asclepio, Madrid: Gredos, 2008, págs.460-66.
Trad. de Xavier Renau Nebot.


El rostro de la reina Hatshepsut


Epitaph on an Army of Mercenaries - Epitafio para un ejército de mercenarios

These, in the day when heaven was falling,
The hour when earth's foundations fled
Folllowed their mercenary calling
And took their wages and are dead.

Their shoulders held the sky suspended;
They stood, and earth's foundations stay;
What God abandoned, these defended,
And saved the sum of things for pay.
Estos, cuando los cielos se caían
y huían los cimientos de la tierra,
siguieron su destino mercenario,
tomaron su soldada, y ya estan muertos.

Acarrearon con el firmamento;
aguantaron, y aún la tierra aguanta;
cuidaron lo que Dios abandonaba,
y lo salvaron todo por dinero.

A. E. Housman - Versión de José Mª Micó

Medinet Habu


Colosos de Memnón

«Quiero describirte también la maravilla de Memnón, pues su arte era realmente extraordinario y superaba el poder de la mano humana. Había en Etiopía una imagen de Memnón [Calístrato se refiere a la estatua de la derecha de la foto], el hijo de Titono, realizada en mármol. Aun siendo mármol, no permanecía, sin embargo, encerrada en sus límites ni soportaba el silencio de su naturaleza, sino que, sin dejar de ser piedra, tenía la posibilidad de hablar. Saludaba, en efecto, a la Aurora, mostrando con su voz alegría y regocijándose ante la llegada de su madre, y después, al declinar la luz, emitía lastimosos y tristes gemidos ante su partida. No carecía el mármol de lágrimas, sino que las tenía a disposición de su voluntad. Solo en el cuerpo se distinguía, a mi parecer, la imagen de Memnón de un hombre, pues era regida y guiada por una especie de alma y por sentimientos humanos. Se mezclaban en sus ser las penas y las alegrías, adueñándose de él alternativamente unas u otras. Y aunque la naturaleza dispuso que el género de las piedras fuese mudo y sin voz, inmune al sufrimiento e incapaz de gozar, del todo inaccesible a los embates de la fortuna, a esta piedra de Memnón el arte le infundió placer e inyectó dolor en la roca, y solo de esta obra de arte sabemos que tuviese pensamientos y voz. Dédalo fue tan audaz que llegó a comunicar movimiento, y su arte tenía la facultad de trascender los materiales y hacerlos danzar, pero no pudo ni se le pasó jamás por la cabeza, construir obras dotadas de voz. Sin embargo, las manos de los etíopes encontraron el camino hacia lo imposible y vencieron la mudez de la piedra. Cuenta la historia que Eco respondía a Memnón, cuando éste hablaba, contestando con cadencia triste a sus tristes quejas, y devolviéndole, cuando estaba alegre, sus muestras de alegría. Esta estatua calmaba las aflicciones de la Aurora y la interrumpía en la búsqueda de su hijo, como si el arte de los etíopes la compensase de la fatídica pérdida del auténtico Memnón». (Calístrato, Descripciones, Madrid: Siruela, 1993. Trad. de L. A. de Cuenca y M. A. Elvira, p. 187)